El príncipe Andrés renuncia oficialmente a su título real tras escándalos sonados

El príncipe británico Andrés, el hermano menor del rey Carlos, anunció ayer viernes su renuncia oficial al título de "Duque de York", después de años de controversia y críticas severas relacionadas con su comportamiento personal y sus relaciones controvertidas, especialmente su vínculo con el fallecido empresario estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por delitos sexuales.
Esta sorprendente decisión llega tras un evidente deterioro en la imagen del príncipe Andrés, el segundo hijo de la difunta reina Isabel II, quien ha sido perseguido por acusaciones públicas que lo llevaron a ser apartado de sus deberes reales en 2022 y despojado de la mayoría de sus títulos oficiales en ese momento.
Andrés dijo en un comunicado oficial:
"Las acusaciones continuas en mi contra han desviado la atención del trabajo de mi hermano mayor, el rey Carlos, y del papel más amplio que desempeña la familia real al servicio del país. Por lo tanto, he decidido renunciar al título o a las distinciones que se me otorgaron. Y como he mencionado anteriormente, niego firmemente todas las acusaciones en mi contra".
Pero la crisis no se detuvo ahí, ya que informes recientes revelaron que uno de sus socios comerciales más cercanos es sospechoso por parte del gobierno británico de ser un espía a favor de China, lo que aumentó la presión sobre el príncipe y aparentemente lo llevó a tomar esta decisión públicamente.
Andrés ha adquirido a lo largo de muchos años una reputación controvertida, incluso ha sido descrito en medios británicos como un "príncipe juguetón".
Su estrecho vínculo con Epstein, junto con su negativa a cooperar plenamente con las autoridades estadounidenses en las investigaciones relacionadas con el caso, ha llevado al colapso de su estatus dentro de la familia real y en la opinión pública británica.
Se espera que este anuncio aumente la controversia en torno al papel de la institución real y cómo maneja las crisis que afectan a sus miembros, en un contexto de crecientes demandas de transparencia y rendición de cuentas dentro del sistema monárquico británico.