En declaraciones controvertidas, el primer ministro etíope Abiy Ahmed, el martes, afirmó que su país no seguirá siendo un estado sin salida al mar, enfatizando que obtener un acceso marítimo es una "cuestión existencial" de la que no se puede retroceder. Agregó que Etiopía no busca la guerra, pero está "capaz de decidir" si se le impone el conflicto, advirtiendo a Eritrea sobre caer en un enfrentamiento militar en medio del aumento de la tensión entre los dos países.
Abiy Ahmed mostró disposición para ir a Asmara y abrir una nueva página en las relaciones bilaterales, pero subrayó que el derecho de su país a acceder a los puertos es "no negociable". En un intento de evitar la escalada, anunció que había solicitado mediación de Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China y la Unión Africana para encontrar una solución pacífica que garantice a Etiopía un acceso al mar Rojo.
La tensión entre Adís Abeba y Asmara ha aumentado desde el final de la guerra de Tigray en 2022, donde Etiopía acusó a su vecina de financiar grupos armados en la región de Amhara y de intentar desestabilizar, acusaciones que Eritrea ha negado y ha calificado de "burla".
Etiopía, que tiene una población de aproximadamente 130 millones de personas, perdió su acceso marítimo tras la independencia de Eritrea en 1993, y considera que el puerto de Assab en Eritrea es un objetivo estratégico. Las relaciones entre los dos países experimentaron una mejora temporal en 2018 tras la firma de un acuerdo de paz, pero volvieron a tensarse después de la guerra en Tigray, que dejó más de 600,000 muertos.