Las repercusiones de la guerra en la economía y la sociedad israelí
September 15, 202562 VistasTiempo de lectura: 4 minutos

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En medio de la guerra en Gaza, Israel enfrenta una creciente ola de aislamiento internacional que ya no se limita solo al ámbito diplomático, sino que se ha extendido para incluir la economía y la sociedad, abriendo la puerta a transformaciones profundas que podrían afectar las bases de la vida cotidiana del ciudadano israelí.
Los recientes desarrollos indican que el círculo de aislamiento se está ampliando de manera sin precedentes, ya que varios países occidentales se preparan para anunciar su reconocimiento oficial del Estado de Palestina en los próximos días en las Naciones Unidas, un paso que se espera que sea seguido por otras acciones diplomáticas y políticas contra Tel Aviv. Este cambio diplomático se enfrenta en el terreno a una realidad económica deteriorada, donde los empresarios israelíes enfrentan dificultades crecientes para cerrar acuerdos comerciales.
El presidente de la Asociación de Industriales de Israel describe la situación como "no va bien", afirmando que los importadores y exportadores enfrentan "un rechazo creciente a tratar con ellos". Se informa sobre grandes empresas europeas que han decidido cortar sus relaciones con empresas israelíes debido a políticas que prohíben tratar con países que "violan los derechos humanos", mientras que clientes europeos han dejado de presentar sus pedidos a las empresas israelíes.
Este boicot económico silencioso no es menos grave que las sanciones oficiales, ya que se infiltra a través de los mercados, inversiones y contratos comerciales, debilitando gradualmente la posición económica de Israel y profundizando su aislamiento político. Los analistas económicos advierten que estos desarrollos son solo el comienzo de una ola de boicot más amplia, que podría llevar a una crisis alimentaria interna debido a la brecha entre la recesión de la producción agrícola y el rápido crecimiento de la población.
El sector agrícola israelí, que ha permanecido estancado durante muchos años, enfrenta desafíos crecientes en su incapacidad para aumentar la producción y satisfacer la creciente demanda de frutas y verduras. Esta situación ha llevado a un aumento drástico en los precios de los productos agrícolas, donde sus precios eran un 25% más altos que los precios mundiales en 2021, una diferencia que probablemente se ampliará con el aumento del aislamiento internacional y la disminución de la capacidad de exportación e importación.
El impacto directo de estos desarrollos se manifiesta en el sufrimiento del consumidor israelí, donde los fuertes se ven obligados a pagar más para obtener lo que necesitan, mientras que los débiles recurren a reducir su consumo. Este sufrimiento diario encarna cómo el impacto de la guerra ha pasado de los campos de batalla a los detalles de la vida cotidiana de los ciudadanos.
En el trasfondo, varios países europeos imponen restricciones a Israel y a figuras políticas prominentes, que incluyen la prohibición de entrada a los ministros Smotrich y Itamar Ben Gvir, la restricción de la importación de productos de asentamientos, y la revisión de acuerdos comerciales. Estos países representan socios vitales para la economía israelí, donde el volumen de intercambio comercial con Francia fue de 3.9 mil millones de dólares, con Gran Bretaña 3.9 mil millones, y con Bélgica 3.7 mil millones.
La nueva realidad indica que el panorama está cambiando fundamentalmente, lo que antes era aceptable ya no lo es hoy. Las empresas europeas están dispuestas a asumir la pérdida de parte de sus ingresos para mantener sus principios, y ver lo que está sucediendo en Gaza a través de las pantallas de televisión está llevando a los gerentes de compras en Europa a rechazar tratar con empresas israelíes.
Este creciente aislamiento plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la economía israelí y sus relaciones internacionales, y sobre la posibilidad de que la situación actual continúe en medio del aumento del boicot internacional y sus repercusiones en la vida cotidiana de los ciudadanos. Las próximas semanas y meses pueden traer respuestas a estas preguntas, pero lo cierto es que el panorama no volverá a ser como era antes de la guerra.
Los recientes desarrollos indican que el círculo de aislamiento se está ampliando de manera sin precedentes, ya que varios países occidentales se preparan para anunciar su reconocimiento oficial del Estado de Palestina en los próximos días en las Naciones Unidas, un paso que se espera que sea seguido por otras acciones diplomáticas y políticas contra Tel Aviv. Este cambio diplomático se enfrenta en el terreno a una realidad económica deteriorada, donde los empresarios israelíes enfrentan dificultades crecientes para cerrar acuerdos comerciales.
El presidente de la Asociación de Industriales de Israel describe la situación como "no va bien", afirmando que los importadores y exportadores enfrentan "un rechazo creciente a tratar con ellos". Se informa sobre grandes empresas europeas que han decidido cortar sus relaciones con empresas israelíes debido a políticas que prohíben tratar con países que "violan los derechos humanos", mientras que clientes europeos han dejado de presentar sus pedidos a las empresas israelíes.
Este boicot económico silencioso no es menos grave que las sanciones oficiales, ya que se infiltra a través de los mercados, inversiones y contratos comerciales, debilitando gradualmente la posición económica de Israel y profundizando su aislamiento político. Los analistas económicos advierten que estos desarrollos son solo el comienzo de una ola de boicot más amplia, que podría llevar a una crisis alimentaria interna debido a la brecha entre la recesión de la producción agrícola y el rápido crecimiento de la población.
El sector agrícola israelí, que ha permanecido estancado durante muchos años, enfrenta desafíos crecientes en su incapacidad para aumentar la producción y satisfacer la creciente demanda de frutas y verduras. Esta situación ha llevado a un aumento drástico en los precios de los productos agrícolas, donde sus precios eran un 25% más altos que los precios mundiales en 2021, una diferencia que probablemente se ampliará con el aumento del aislamiento internacional y la disminución de la capacidad de exportación e importación.
El impacto directo de estos desarrollos se manifiesta en el sufrimiento del consumidor israelí, donde los fuertes se ven obligados a pagar más para obtener lo que necesitan, mientras que los débiles recurren a reducir su consumo. Este sufrimiento diario encarna cómo el impacto de la guerra ha pasado de los campos de batalla a los detalles de la vida cotidiana de los ciudadanos.
En el trasfondo, varios países europeos imponen restricciones a Israel y a figuras políticas prominentes, que incluyen la prohibición de entrada a los ministros Smotrich y Itamar Ben Gvir, la restricción de la importación de productos de asentamientos, y la revisión de acuerdos comerciales. Estos países representan socios vitales para la economía israelí, donde el volumen de intercambio comercial con Francia fue de 3.9 mil millones de dólares, con Gran Bretaña 3.9 mil millones, y con Bélgica 3.7 mil millones.
La nueva realidad indica que el panorama está cambiando fundamentalmente, lo que antes era aceptable ya no lo es hoy. Las empresas europeas están dispuestas a asumir la pérdida de parte de sus ingresos para mantener sus principios, y ver lo que está sucediendo en Gaza a través de las pantallas de televisión está llevando a los gerentes de compras en Europa a rechazar tratar con empresas israelíes.
Este creciente aislamiento plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la economía israelí y sus relaciones internacionales, y sobre la posibilidad de que la situación actual continúe en medio del aumento del boicot internacional y sus repercusiones en la vida cotidiana de los ciudadanos. Las próximas semanas y meses pueden traer respuestas a estas preguntas, pero lo cierto es que el panorama no volverá a ser como era antes de la guerra.