Cumbre Árabe Islámica: Prueba decisiva de la unidad de postura ante la escalada israelí

El ataque israelí en Doha no solo tuvo como objetivo a los líderes de Hamás, sino que también violó un principio diplomático fundamental que es la inmunidad del territorio neutral. Esta escalada representa un precedente peligroso que redefine las reglas de compromiso en el conflicto árabe-israelí, donde los espacios diplomáticos ya no están a salvo de la acción militar.
La rara respuesta estadounidense, a través de la crítica directa de Trump a Netanyahu, revela una clara incomodidad con la trayectoria de la escalada israelí no calculada. Sin embargo, esta incomodidad aún no se ha traducido en una política efectiva, lo que coloca al mundo árabe e islámico ante la responsabilidad de desarrollar una estrategia de disuasión efectiva.
El mayor desafío de la cumbre radica en convertir el discurso de solidaridad en acciones concretas. El mundo árabe e islámico posee herramientas de presión económicas y políticas que pueden cambiar los cálculos de Israel.
El liderazgo qatarí, que ha desempeñado el papel de mediador principal en la crisis, se encuentra ahora en una posición de víctima directa. Este cambio podría representar una oportunidad para redefinir el papel de Doha de mediador neutral a un actor activo en el equilibrio de poder regional.
El panorama regional está experimentando profundas transformaciones geopolíticas, donde las intervenciones externas están disminuyendo y surgen nuevas alianzas regionales. En este contexto, la cumbre podría ser un punto de inflexión hacia un sistema de seguridad árabe islámico más independiente.
Las opciones disponibles para la cumbre varían entre imponer sanciones colectivas a Israel, buscar protección internacional para los centros diplomáticos y presentar quejas legales internacionales. Pero el éxito de cualquiera de estas opciones depende de la unidad de postura y de la capacidad de los países para superar sus divisiones.
La cumbre representa una prueba crucial de la credibilidad del mundo árabe e islámico. El fracaso en alcanzar decisiones efectivas podría ser un golpe para la causa palestina mayor que el propio ataque militar, mientras que el éxito en unificar la postura podría cambiar las reglas del juego regional a favor de los palestinos.