Perspectivas de la cumbre estadounidense-china

Se espera que el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, se reúna con el viceprimer ministro chino Liu He en Madrid para la cuarta ronda de negociaciones. Estas conversaciones podrían allanar el camino para una posible visita de Trump a Pekín antes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebrará en Corea del Sur a finales de octubre. Sin embargo, el progreso limitado en las negociaciones bilaterales reduce las posibilidades de llevar a cabo una cumbre en la capital china, lo que hace que el encuentro al margen de la cumbre de APEC sea más probable, según los analistas.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las negociaciones es la insistencia de Estados Unidos en que China tome medidas enérgicas contra la exportación de productos químicos utilizados en la fabricación de fentanilo, mientras que Pekín desea vincular cualquier acción con la eliminación de los aranceles estadounidenses impuestos a sus productos. Este estancamiento en las negociaciones refleja las profundas complejidades de la relación bilateral.
Expertos en política internacional señalan que Pekín podría dudar en albergar una gran cumbre para Trump sin lograr avances concretos, especialmente después de haber recibido a otros líderes mundiales como Putin y Kim Jong Un en grandes celebraciones. Además, el calendario apretado antes de la cumbre de APEC dificulta alcanzar un acuerdo comercial integral que justifique una visita presidencial a Pekín.
Por otro lado, algunos observadores creen que Trump podría preferir llevar a cabo la cumbre en Pekín para aprovechar el protocolo ceremonial que caracteriza las visitas presidenciales allí, especialmente después de las impresionantes recepciones que han tenido otros líderes. Pero sin lograr resultados concretos, tal visita podría parecer un mero evento mediático sin un contenido real.
Los desafíos adicionales incluyen el aumento de las tensiones en torno a otros temas, incluida la invitación de Trump a la OTAN para imponer sanciones a China por su trato con el petróleo ruso, las acciones estadounidenses para incluir a empresas chinas en listas negras de exportación, y las investigaciones chinas sobre prácticas de dumping en chips estadounidenses.
Parece que la decisión de llevar a cabo la cumbre y si se celebrará en Pekín o al margen de la cumbre de APEC dependerá en gran medida de equilibrar el deseo de lograr resultados concretos con el deseo de aprovechar los aspectos simbólicos de la diplomacia. Lo que está claro es que las relaciones entre Estados Unidos y China siguen siendo una de las relaciones internacionales más complejas e importantes en la actualidad, ya que cualquier desarrollo en ellas tendrá amplias repercusiones globales.