El número de muertos en las violentas protestas que azotaron Nepal esta semana ha aumentado a al menos 72 personas, en una de las olas de protestas más violentas que ha vivido el país desde la abolición de la monarquía en 2008, según lo anunciado por el secretario principal del gobierno Ek Narayan Aryal este domingo.
Aryal dijo en un comunicado oficial:
"72 personas han perdido la vida, mientras que 191 personas todavía están recibiendo tratamiento en los hospitales del país".
Estos acontecimientos se producen en un momento en que el gobierno interino ha comenzado oficialmente sus funciones, tras el nombramiento de la exjueza de la Corte Suprema Sushila Karki como primera ministra, en reemplazo de K P Sharma Oli, quien fue obligado a renunciar bajo la presión de la calle.
* Ira popular y explosión política
Las protestas que estallaron el lunes pasado comenzaron en respuesta a la censura de las redes sociales, pero pronto se transformaron en un levantamiento masivo contra la corrupción, el desempleo y "el fracaso del gobierno en satisfacer las aspiraciones del pueblo", según lo declarado por activistas y organizaciones de derechos humanos.
En el apogeo de las protestas, los manifestantes invadieron las calles de la capital Katmandú, donde incendiaron el edificio del parlamento, oficinas ministeriales y casas de funcionarios políticos, en medio de una intensa ira hacia el poder y las élites políticas.
* Primera ministra interina y decisiones urgentes
Sushila Karki ( 73 años) prestó juramento el viernes, convirtiéndose en la primera mujer en asumir la presidencia del gobierno en el país a través de un gobierno de transición, cuya misión principal es guiar al país hacia elecciones legislativas programadas para el 5 de marzo de 2026, según un decreto del presidente Ram Chandra Paudel.
En su primera aparición pública, Karki visitó el sábado varios hospitales para inspeccionar a los heridos, en un gesto considerado simbólico para abrir una nueva página con el pueblo.
* Alivio cauteloso en las calles
Muchos nepalíes acogieron con agrado la asunción del poder por parte de Karki, con la esperanza de un cambio. Dorja Magar ( 23 años), una vendedora en uno de los mercados de la capital, dijo:
"No sabemos qué sucederá después, pero este gobierno interino es un buen paso. Solo queremos combatir la corrupción y lograr justicia, ya sea a través de la juventud o de funcionarios experimentados".
Por su parte, Suraj Bhattarai ( 51 años), un trabajador social, comentó:
"Creo que Karki dará un fuerte impulso hacia una mejor gobernanza".
* 20% de los jóvenes de Nepal están desempleados
Según el Banco Mundial, más del 20% de los jóvenes nepalíes (entre 15 y 24 años) sufren de desempleo, mientras que el ingreso per cápita del producto interno bruto no supera los 1450 dólares anuales, lo que refleja la profundidad de la crisis económica que alimenta la ira popular.
* Preocupaciones de seguridad y tareas urgentes
En medio del descontrol de la seguridad, el gobierno informó que alrededor de 12,500 prisioneros escaparon de las cárceles durante el caos, lo que presenta desafíos adicionales para el gobierno interino.
Junto con una leve mejora en la situación, el ejército ha aliviado el toque de queda impuesto en Katmandú y varias ciudades importantes, y la vida ha comenzado a regresar gradualmente a la normalidad, con una presencia limitada de tanques y vehículos blindados.
* Llamados a poner fin a la impunidad
Organizaciones de derechos humanos prominentes, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han instado al nuevo gobierno a poner fin a la cultura de "impunidad" que prevalecía en los gobiernos anteriores y garantizar que no se repitan las violaciones contra los manifestantes.
* Contexto político: caída de Oli
El ex primer ministro K P Sharma Oli ( 73 años), líder del Partido Comunista de Nepal, había estado en el cargo desde 2024 en una coalición con un partido de centro-izquierda, y había ocupado el cargo en cuatro ocasiones desde 2015.
Sin embargo, los manifestantes lo consideraron un símbolo de la élite corrupta, acusándolo de no abordar el desempleo y el alto costo de vida, lo que aceleró su caída.