La ciudad de Sulaymaniya, en el norte de Irak, ha experimentado una intensa tensión de seguridad que ha evolucionado en enfrentamientos violentos, tras el cerco de las fuerzas de seguridad a un hotel donde se encontraba el presidente del Partido de la Gente Kurda, Lahur Sheikh Jangi, para ejecutar una orden judicial de arresto.
Jangi se negó a entregarse a las autoridades, lo que llevó al estallido de enfrentamientos entre sus seguidores y las fuerzas de seguridad.
Medios de comunicación cercanos a Lahur Jangi informaron que el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al-Sudani, tuvo una conversación telefónica con él, en la que pidió calma y autocontrol, en un intento por contener la situación en aumento.
Por su parte, el presidente del Gobierno de la Región del Kurdistán, Masrour Barzani, emitió un comunicado en el que exigió el cese inmediato de los enfrentamientos y la prevención del derramamiento de sangre, advirtiendo que esta escalada amenaza la seguridad y estabilidad de la región.
Barzani instó a resolver todas las disputas a través de canales legales y constitucionales, afirmando que está en contacto con todas las partes involucradas para trabajar en la calma de la situación.
Esta escalada ocurre en un momento sensible en el que Irak enfrenta desafíos de seguridad y económicos, siendo uno de los más destacados el endurecimiento de las sanciones por violaciones ambientales, donde el gobierno ha impuesto una multa de hasta 10 millones de dinares mensuales a las entidades que no cumplan con los estándares ambientales.