En medio de los preparativos de Marruecos para acoger la Copa del Mundo 2030 en asociación con España y Portugal, el país ha sido testigo de protestas juveniles sin precedentes lideradas por un grupo que se hace llamar "Generación Z 212", en referencia al código de marcación internacional de Marruecos.
Estos movimientos populares vienen a resaltar las disfunciones en el enfoque de desarrollo, donde los manifestantes han expresado una creciente ira social hacia lo que describen como "la creciente brecha" entre los logros en infraestructura y sectores económicos, y la realidad de vida en áreas como la salud, la educación y la justicia social.
Activistas han compartido en plataformas de redes sociales videos y lemas que expresan su rechazo al marginamiento y la falta de justicia en la distribución de los frutos del desarrollo, exigiendo reformas radicales que aseguren la participación de los jóvenes en la formulación de políticas públicas y logren un equilibrio entre los grandes proyectos y las necesidades diarias de los ciudadanos.
Estas protestas llegan en un momento sensible, ya que Marruecos busca mejorar su imagen internacional al albergar el evento deportivo más grande del mundo, lo que plantea desafíos internos para el gobierno que requieren una respuesta de desarrollo más inclusiva.