Noruega y Dinamarca están en un estado de alerta de seguridad tras la repetición de incidentes con drones que han interrumpido el tráfico aéreo en los últimos días, y han suscitado preocupaciones sobre amenazas dirigidas a infraestructuras vitales.
En el último desarrollo, las autoridades noruegas anunciaron la confiscación de un dron que era operado por un hombre extranjero en sus cincuenta años cerca del aeropuerto de Oslo, dentro de una zona prohibida, sin que esto afectara el tráfico aéreo.
La fiscalía confirmó que el hombre no fue arrestado, pero será sometido a investigación, mientras se abstuvo de revelar su nacionalidad.
Por su parte, Dinamarca anunció que lo que sus aeropuertos han experimentado esta semana con vuelos de drones desconocidos es obra de un "actor profesional", y describió el asunto como un "ataque complejo" cuyo objetivo es generar miedo, asegurando que fortalecerá sus capacidades para detectar y neutralizar estos drones.
El vuelo de drones sobre los aeropuertos de Aalborg, Esbjerg, Sonderborg y la base de Skrydstrup llevó al cierre de algunos de ellos durante horas, después de unos días del cierre del aeropuerto internacional de Copenhague en un incidente similar.
El ministro de defensa danés, Troels Lund Poulsen, enfatizó que la operación es sistemática y coordinada, pero negó la existencia de una amenaza militar directa para su país.
Estos desarrollos ocurren en un contexto más amplio de tensiones europeas, ya que Polonia y Rumanía han experimentado incidentes similares, mientras que Estonia ha acusado a cazas rusos de violar su espacio aéreo.
A pesar de que Moscú niega cualquier relación con estos incidentes, coinciden con el anuncio de Copenhague de su intención de adquirir por primera vez armas de precisión de largo alcance, en un paso que dijo que es necesario para enfrentar la amenaza rusa que se espera que continúe durante años.