En un emotivo discurso pronunciado ante la 80ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el rey jordano Abdullah II dijo que la magnitud de la crisis en Gaza supera la expresión, advirtiendo que el silencio internacional podría significar aceptar la situación actual, en medio de los bombardeos indiscriminados sobre los palestinos y la privación de sus derechos básicos.
El rey afirmó que los palestinos están siendo bombardeados y sitiados de manera recurrente, y son asesinados y heridos, y sus cuerpos son mutilados repetidamente, enfatizando la necesidad de poner fin a esta tragedia humanitaria.
Describió la guerra en Gaza como uno de los eventos más oscuros en la historia de las Naciones Unidas, señalando que el conflicto palestino-israelí es el conflicto más antiguo del mundo, y que representa una ocupación ilegal de un pueblo despojado de su voluntad.
También condenó el profanamiento de los lugares sagrados por parte de los colonos, afirmando que lo que se llama "Gran Israel" solo se logra a través de una violación flagrante del derecho internacional y la violación de la soberanía de los estados vecinos, lo cual es inaceptable.
Agregó que las acciones del gobierno israelí destruyen los cimientos del proceso de paz y entierran las oportunidades de establecer un estado palestino, advirtiendo que los discursos hostiles hacia la mezquita de Al-Aqsa podrían desencadenar una guerra religiosa que llevaría a un conflicto total.
Subrayó que Jordania se opone a cualquier acción que viole el estatus histórico y legal de la ciudad de Jerusalén, señalando que más de 60,000 palestinos han sido asesinados en Gaza, la hambruna se ha extendido y se han destruido mezquitas e iglesias.
El rey concluyó haciendo un llamado a la comunidad internacional para apoyar al pueblo palestino en la reconstrucción y la entrega de ayuda humanitaria, afirmando que la creación del estado palestino y su capital Jerusalén es un derecho indiscutible.