Después de más de dos siglos desde su descubrimiento... Egipto inaugura la tumba del rey Amenhotep III en el Valle de los Reyes

Egipto inauguró hoy sábado en la histórica ciudad de Luxor, en el sur del país, una rara tumba real que pertenece al rey Amenhotep III, después de aproximadamente 226 años desde su descubrimiento.
La inauguración de la tumba se llevó a cabo con la presencia del Ministro de Turismo y Antigüedades, Sherif Fathy, y varios altos funcionarios de la Gobernación de Luxor y del Consejo Supremo de Antigüedades.
La tumba se encuentra en el Valle de los Reyes, que alberga cientos de tumbas reales talladas para los reyes del antiguo Egipto en la necrópolis de Tebas. La tumba es un ejemplo único de la evolución del estilo de enterramiento real, ya que Amenhotep III eligió que su tumba se tallara en un desfiladero montañoso alejado de la vista, desafiando las tradiciones que dictaban la construcción de tumbas cerca de las orillas del Nilo.
Según fuentes arqueológicas en Luxor, la tumba fue descubierta en 1799 por los franceses Rossier Goulard y Édouard de Villiers du Terrage, con indicios de que el viajero británico William George Brown ya había hecho referencia a ella en sus memorias antes de esa fecha.
Las obras de restauración y rehabilitación tomaron alrededor de 20 años con el apoyo de la UNESCO y el gobierno japonés, e incluyeron trabajos de restauración arquitectónica precisa, la instalación de sistemas de control ambiental, así como la recopilación y restauración de los artefactos arqueológicos encontrados dentro de la tumba.
El diseño arquitectónico de la tumba se caracteriza por su precisión y grandeza, comenzando con una entrada oculta detrás de una roca prominente que conduce a un largo pasillo que lleva a una cámara con dos columnas, seguida de pasillos conectados a la cámara principal de enterramiento que se apoya en seis enormes columnas, además de siete cámaras laterales que se ramifican desde los pasillos.
Las decoraciones murales representan un aspecto excepcional del arte funerario del antiguo Egipto, donde las paredes estaban cubiertas con una capa de yeso coloreado que retrata el viaje nocturno del sol a través de doce horas, en una referencia simbólica al concepto de resurrección y eternidad en la religión del antiguo Egipto.
La tumba es una referencia fundamental para el estudio del estilo funerario y la simbología religiosa en la época del Imperio Nuevo, y representa un modelo artístico y arquitectónico a seguir en las tumbas de los reyes que sucedieron a Amenhotep III.