Washington duda del acuerdo de la agencia nuclear con Irán y afirma: "Rendiré cuentas a Teherán"

Estados Unidos ha expresado su profunda duda sobre el acuerdo anunciado por la Agencia Internacional de Energía Atómica con Irán, que prevé el regreso de inspectores internacionales a las instalaciones nucleares iraníes. Washington reiteró su afirmación de que "la rendición de cuentas a Irán por sus acciones" continuará hasta que Teherán dé pasos concretos.
Un portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. fue citado diciendo: "Washington espera los detalles", enfatizando que lo que se requiere es "palabras respaldadas por pasos concretos por parte de Irán y no movimientos teatrales". El portavoz agregó que su país continuará "rindiendo cuentas a Irán por sus acciones" hasta que se llegue a un acuerdo "en el que Irán renuncie a sus ambiciones de construir un arma nuclear y detenga el enriquecimiento, lo que sería beneficioso para el pueblo iraní, el Medio Oriente y el mundo".
Washington se aferra a sus demandas, que incluyen la cooperación total con la agencia nuclear, la respuesta a las demandas del informe de la agencia emitido en junio pasado, la renuncia a las cantidades de uranio enriquecido que superan los 400 kilogramos con un enriquecimiento del 60%, y la divulgación completa de actividades nucleares anteriores sospechosas.
Esto ocurre en un momento en que los europeos amenazan con imponer sanciones económicas severas si Irán no responde a las demandas internacionales. Washington justificó esta dirección diciendo que "la larga negativa de Teherán a cumplir con sus obligaciones nucleares es lo que llevó al grupo de tres (Reino Unido, Francia y Alemania), con el apoyo de Estados Unidos, a restablecer estas sanciones".
Las estimaciones estadounidenses indican que Irán podría volver a operar su programa nuclear por completo en un año, lo que establece un plazo apremiante para llegar a una solución política. Desde junio pasado, las fuerzas israelíes y los bombarderos estadounidenses han llevado a cabo ataques a instalaciones iraníes, causando daños significativos en varios sitios.
La administración estadounidense bajo el liderazgo del presidente Trump continúa con una política de máxima presión, que no solo apunta al programa nuclear, sino también a las ambiciones regionales de Irán, ya que Washington considera a Teherán "el mayor estado patrocinador del terrorismo", instándola a "elegir los intereses de su pueblo y no seguir ambiciones de control regional".
Así, las próximas semanas se presentan como un punto de inflexión crucial, entre la opción de llegar a un acuerdo con Teherán o entrar en una nueva fase de sanciones severas que apuntan al programa nuclear iraní.