Crisis gubernamental y fractura política que amenaza la estabilidad de Francia .. ¿cuáles son los escenarios posibles?

Bayrou, quien sucedió a Gabriel Attal hace solo unos meses, parece ser víctima de una ecuación política imposible: un gobierno sin mayoría parlamentaria que cuenta con el apoyo de bloques de intereses opuestos. La izquierda en todas sus variantes y la extrema derecha coinciden en rechazar las políticas de austeridad que presenta el gobierno, por diferentes razones.
La crisis francesa no es solo política, sino que es una crisis económica existencial. La deuda del país supera los 3345 mil millones de euros (114% del PIB), lo que amenaza con reducir la calificación crediticia de Francia y aumentar el costo de los préstamos. Bayrou intentó durante el verano convencer a los franceses de la necesidad de reducir esta deuda, pero su plan, que se centró en aumentar impuestos sin afectar a las grandes fortunas, no convenció a nadie.
La caída de Bayrou sería el cuarto golpe para el presidente Emmanuel Macron en menos de dos años, lo que refleja la profundidad de la crisis política que vive el sistema francés.
Desde su reelección, Macron ha nombrado a tres primeros ministros de su corriente centrista (Borne, Attal, Bayrou) y un cuarto de la derecha tradicional (Barnier), pero todos han fracasado en gestionar el timón del gobierno en ausencia de una mayoría parlamentaria cómoda.
La solución ahora parece imposible. La opción de aliarse con la izquierda a través del nombramiento de Olivier Faure, secretario general del Partido Socialista, enfrenta oposición interna de los bloques de la derecha y la extrema izquierda. Además, la opción de un gobierno de tecnócratas liderado por Thierry Breton parece una solución temporal que no aborda las raíces de la crisis.
Por otro lado, la extrema derecha liderada por Marine Le Pen impulsa la disolución del parlamento y la celebración de nuevas elecciones, creyendo que es su oportunidad para llegar al poder. También Jean-Luc Mélenchon, líder de la extrema izquierda, sueña con unas elecciones presidenciales anticipadas en las que apuesta por enfrentarse a Le Pen en la segunda vuelta.
Pero el verdadero peligro radica en la calle francesa que hierve de ira. Llamados a una huelga general se propagan como un incendio en la maleza, y parece que Francia está al borde de un nuevo movimiento social que podría ser similar al de los "chalecos amarillos" que sacudió al país en 2018.
Las próximas semanas revelarán si Francia es capaz de superar su crisis política y económica a través de soluciones democráticas, o si entrará en un túnel de inestabilidad que podría amenazar su posición en el corazón de Europa y del mundo.