Gaza .. ¿Seguirá siendo la sangre del periodismo más barata que la verdad que intentó revelar?

En una declaración impactante que resume una tragedia humanitaria y mediática sin precedentes, la relatora especial de la ONU sobre la libertad de opinión y de expresión, Irene Khan, describió la guerra en Gaza como "la más mortal de todas para los periodistas", acusando a Israel de atacarlos deliberadamente para encubrir lo que calificó de "genocidio".
Las cifras por sí solas revelan la magnitud de la catástrofe: 252 periodistas palestinos han sido asesinados desde el estallido de la guerra en octubre de 2023, más de lo que perdió el periodismo mundial en las dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam, y las guerras de Yugoslavia y Afganistán juntas. En comparación, el número de periodistas asesinados en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa no supera los 14, mientras que "decenas" fueron asesinados durante dos décadas de guerra en Afganistán.
Esta disparidad flagrante refleja la gravedad de lo que está sucediendo en Gaza, donde los periodistas no parecen ser simplemente víctimas colaterales del fuego, sino claramente objetivo. Khan dijo en un tono agudo: "Son seleccionados y asesinados porque su trabajo expone las atrocidades, los crímenes y el genocidio en el terreno".
Con esta acusación, la relatora de la ONU no solo coloca a Israel en el banquillo de los acusados legalmente, sino que también revela un intento sistemático de borrar la verdad y privar al mundo de la narrativa del terreno. Atacar al periodismo es un golpe doble: asesinato del ser humano y asesinato de la verdad.
Las repercusiones de estas cifras y declaraciones van más allá de la dimensión humanitaria y se convierten en una condena política y moral para la comunidad internacional, que se limita a condenar sin proporcionar protección a los periodistas o responsabilizar a quienes los agreden. Cuando Gaza se convierte en "el mayor cementerio de periodistas en la historia moderna", el silencio internacional se convierte en cómplice del crimen.