Reino Unido: no consideramos que lo que ocurre en Gaza sea genocidio, pero el sufrimiento es "extremadamente horrible"

En el mensaje, escrito por el exministro de Relaciones Exteriores David Lammy el 1 de septiembre, se indica que el gobierno ha estudiado cuidadosamente el riesgo de genocidio de acuerdo con la Convención de 1948, pero no ha encontrado evidencia de "una intención específica de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico o religioso", que es el requisito legal para definir el crimen.
Estas declaraciones se producen en un momento en que Israel enfrenta acusaciones generalizadas de cometer genocidio en Gaza, incluidas las informaciones de la mayor organización internacional especializada en el estudio del genocidio, en medio de un saldo de víctimas que el Ministerio de Salud del territorio informa que ha superado los 64,000 muertos desde el inicio de la campaña militar hace aproximadamente dos años.
Israel rechaza estas acusaciones y afirma que sus operaciones militares se llevan a cabo en el marco de la defensa propia, tras el ataque del grupo Hamas el 7 de octubre de 2023, que resultó en la muerte de 1,200 personas y la retención de 251 rehenes, según las estadísticas israelíes.
El mensaje del gobierno británico enfatizó que "la destrucción a gran escala y el aumento del número de víctimas civiles, incluidos mujeres y niños, es absolutamente horrible", instando a Israel a hacer más esfuerzos para reducir el sufrimiento humano resultante del conflicto.
El primer ministro Starmer enfrenta críticas dentro del Partido Laborista por su acuerdo para reunirse con Herzog, especialmente a la luz de las imágenes de los niños hambrientos en Gaza, y el plan del gobierno para reconocer un estado palestino, además de impedir que funcionarios israelíes asistan a la feria internacional de defensa esta semana, lo que ha aumentado la tensión en las relaciones entre Londres y Tel Aviv.
El gobierno británico afirma que el poder judicial es el organismo legalmente autorizado para determinar la ocurrencia de un crimen de genocidio, en una postura que refleja la cautela política y diplomática en el manejo del asunto palestino-israelí.