El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky enfatizó ayer viernes que la responsabilidad de poner fin a la guerra recae en Rusia, afirmando que Moscú es quien encendió la mecha de este conflicto y debe ponerle fin.
En declaraciones publicadas a través de su cuenta en la plataforma "X", Zelensky dijo: "Rusia atacó Sumy, Zaporiyia, Jersón y Dnipro el día de las negociaciones en Alaska, lo que demuestra que aún continúa con su agresión a pesar de hablar de paz".
Esto ocurre en un momento en que se lleva a cabo un encuentro calificado de histórico entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin en el estado de Alaska, en medio de la expectativa internacional por los resultados de esta cumbre sin precedentes.
Zelensky, quien estuvo ausente en esta cumbre destacada, reveló que ha mantenido consultas recientemente con Estados Unidos y países europeos sobre formas de llegar a un acuerdo real para el conflicto.
Y afirmó: "Discutimos con los socios lo que podría ser realmente efectivo, y dijimos claramente que todos necesitan un final justo para esta guerra. Ucrania está lista para trabajar con la máxima seriedad para poner fin a la guerra, y contamos con una postura firme de Estados Unidos".
El presidente ucraniano añadió en un mensaje claro: "Cuento con Trump para poner fin a esta guerra".
Por otro lado, Rusia se aferra a condiciones estrictas para cualquier acuerdo, siendo la más destacada el reconocimiento de Ucrania de la anexión de cuatro regiones ucranianas: Jersón, Lugansk, Zaporiyia y Donetsk, a pesar de que el control ruso sobre ellas aún no está completo.
Además, Moscú continúa exigiendo la anexión de la península de Crimea, que ha controlado desde 2014, y se aferra a detener los envíos de armas occidentales a Ucrania, así como a que Kiev renuncie a sus esfuerzos por unirse a la OTAN.
Por su parte, Ucrania rechaza esas condiciones y se aferra a un alto el fuego incondicional, por tierra, mar y aire, como condición esencial para iniciar cualquier negociación de paz. También exige garantías de seguridad futuras que protejan su soberanía e independencia.
Los desarrollos en el terreno y las negociaciones políticas indican que el camino hacia la paz sigue siendo complicado, mientras cada parte se aferra a sus demandas, mientras la comunidad internacional continúa buscando una salida justa y sostenible para este conflicto que ha entrado en su cuarto año.