Un terrorista suicida se hizo explotar con un cinturón explosivo dentro de la iglesia de Mar Elías en el barrio de Dwelaa en la capital siria, Damasco, lo que resultó en la caída de decenas de víctimas entre muertos y heridos.
De inmediato, las fuerzas de seguridad interna establecieron un cordón de seguridad estricto alrededor del lugar de la explosión, mientras que los equipos de ambulancias comenzaron a trasladar a los heridos y rescatar a las víctimas del interior de la iglesia.
El atentado suicida resultó en una gran cantidad de víctimas, ya que la información preliminar de fuentes en el terreno indica que hubo alrededor de 50 muertos y heridos.
Posteriormente, el Ministerio de Salud sirio informó que la cifra se elevó a 22 muertos y 59 heridos, la mayoría de ellos mujeres y niños civiles que estaban rezando dentro de la iglesia en el momento de la explosión.
Según lo informado por la agencia Reuters citando al Ministerio del Interior sirio, el autor del atentado es un miembro del grupo Estado Islámico "ISIS", confirmando oficialmente la responsabilidad de la organización en este ataque terrorista.
Este ataque ocurrió después de una larga ausencia de incidentes similares considerados los primeros de su tipo en Damasco desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, lo que ha suscitado sospechas sobre la existencia de células durmientes de la organización en la capital.
En el primer comentario oficial, el Ministro de Cultura sirio dijo: "Con profunda tristeza y dolor, lamentamos las víctimas de la explosión en la iglesia de Mar Elías en Dwelaa", agregando que el único beneficiario de este acto cobarde son las partes que no desean la estabilidad de Siria.
Por su parte, el Ministro del Interior sirio enfatizó que "estos actos terroristas no detendrán los esfuerzos del estado sirio para lograr la paz civil", expresando sus condolencias a los familiares de las víctimas inocentes.
La Presidencia del Gobierno y los Ministros, incluidos los de Interior y Medios de Comunicación, condenaron el ataque y lo calificaron como un acto "cobarde" destinado a socavar la seguridad nacional y atacar la identidad siria unificadora, reafirmando la determinación del estado de proteger la convivencia entre todos los componentes de la sociedad.
Varios países también expresaron su condena, junto con la Organización de las Naciones Unidas que pidió una investigación internacional rápida y un mayor esfuerzo para proteger los lugares de culto en el país.
Como medida de precaución, el Ministerio de Relaciones Exteriores sirio instó a los embajadores y jefes de misiones diplomáticas a no visitar el sitio de la explosión terrorista sin obtener previamente una aprobación oficial, afirmando que "lo que ocurrió fue un ataque a toda la identidad siria unificadora", en referencia al ataque contra un componente religioso dentro del tejido social sirio.
Este ataque pone de manifiesto los desafíos de seguridad que enfrenta el gobierno de transición, en medio de intentos por contener la influencia de grupos armados, especialmente el Estado Islámico, y restablecer la estabilidad en Damasco en particular y en Siria en general.