En una nueva y sorprendente escalada del conflicto en curso, Rusia lanzó ataques con drones y misiles sobre la capital ucraniana, Kiev, que resultaron en la muerte de 14 personas y decenas de heridos, además de causar graves daños a la sede de la misión de la Comisión Europea en la ciudad.
En respuesta a este ataque, la Unión Europea convocó al embajador ruso en Bruselas, en un paso que refleja la fuerte condena europea a esta escalada militar.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó el ataque como "el más mortífero en Kiev desde julio", señalando que no es solo un ataque a civiles inocentes, hombres, mujeres y niños, sino "un ataque directo a la misión de la Unión Europea".
Von der Leyen añadió claramente: "El Kremlin no se detendrá ante nada para intimidar a Ucrania y matar a civiles de manera brutal, incluso atacándonos a nosotros como Unión Europea".
La portavoz reveló que "dos proyectiles cayeron cerca de la sede de la misión con una diferencia de 20 segundos, a solo 50 metros" y añadió: "Siento una gran ira por este comportamiento".
En este contexto, la Comisión Europea confirmó que reforzará el uso de los activos rusos congelados para apoyar a Ucrania, y que el paquete 19 de sanciones contra Moscú se impondrá pronto como parte de la creciente respuesta europea.
En el frente ucraniano, las fuerzas respondieron lanzando un ataque en la región rusa de Krasnodar, donde estalló un incendio en una refinería de petróleo principal tras un ataque con drones.
Esto forma parte de la campaña ucraniana en aumento para atacar la infraestructura económica vital en Rusia, en un intento de presionar a Moscú.
Este mes ha visto una escalada notable por parte de Kiev con sus repetidos ataques a refinerías de petróleo y a la infraestructura relacionada con la exportación, mientras Estados Unidos busca desempeñar un papel de mediador en impulsar las conversaciones de paz.