Las restricciones aumentan en Afganistán: los talibanes prohíben los videojuegos y el futbolín.

En un nuevo paso en las restricciones sociales en Afganistán, el gobierno talibán emitió una prohibición de los videojuegos y del futbolín, lo que generó malestar entre los jóvenes y los propietarios de centros de entretenimiento. Según fuentes locales, las autoridades cerraron decenas de centros de juegos en las provincias de Herat, Balkh y Daikundi, entre otras, argumentando que estas actividades distraen a los jóvenes de sus deberes religiosos y son contrarias a la ley islámica. Los responsables talibanes justificaron la decisión argumentando que el futbolín, que incluye figuras de jugadores fijadas en postes giratorios, representa "ídolos" y no está permitido por la ley religiosa. Este nuevo decreto se suma a una serie de restricciones impuestas recientemente por los talibanes a las actividades de entretenimiento y deportivas, como la prohibición del ajedrez por considerarlo un instrumento de apuestas, el cierre de cafeterías que ofrecen narguile por considerar que corrompen la moral de los jóvenes, y la imposición de estrictas normas sobre la práctica deportiva, especialmente para las mujeres, a quienes se les prohíbe participar en cualquier tipo de deporte. Estas medidas severas llegan en un momento en que los jóvenes enfrentan altas tasas de desempleo y una disminución de oportunidades de entretenimiento y desarrollo personal. Se estima de manera no oficial que la tasa de desempleo entre los jóvenes y las mujeres supera el 50%, con expectativas de que aumente con la continuación de las políticas actuales. Observadores consideran que tales decisiones pueden llevar a un estado de aislamiento y frustración, empujando a los jóvenes a considerar la migración o involucrarse en actividades ilegales. Muchos jóvenes acusan al Ministerio de Asuntos Religiosos de intervenir en su vida privada bajo el pretexto de "reformar la sociedad", y piden detener estas violaciones que profundizan la crisis social en el país.