Las conversaciones de París plantean preguntas sobre el futuro del sur de Siria

La oficina de coordinación del Ministerio de Relaciones Exteriores sirio confirmó que lo que se ha difundido sobre un acuerdo de seguridad "es completamente falso", a pesar de que informes internacionales habían citado a "fuentes sirias de alto nivel" afirmando que el acuerdo se firmaría bajo el patrocinio estadounidense. Esta contradicción no es nueva en la diplomacia siria, pero llega en un contexto sensible después de una serie de reuniones entre el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Asaad al-Shibani, y funcionarios israelíes en París y Bakú.
Las reuniones recientes se centraron en temas espinosos como la detención de la intervención en los asuntos sirios y una demanda siria clara para poner fin a las operaciones israelíes en el interior de Siria y estabilizar el sur, especialmente en la provincia de Suwaida, que está experimentando tensiones y problemas de seguridad.
Y la reactivación del acuerdo de 1974 que establece la creación de una zona desmilitarizada bajo supervisión internacional.
Estados Unidos, que anunció un acuerdo de alto el fuego en julio, aparece como un mediador clave en este proceso. Pero su papel va más allá de la mediación, intentando reconfigurar los equilibrios regionales, especialmente después de la caída del régimen de Assad y el surgimiento de nuevas fuerzas en Siria.
Damascus enfrenta un dilema difícil por un lado, necesita recuperar el control de su sur y detener las intervenciones israelíes.
Y por otro lado, rechaza cualquier acuerdo que pueda ser visto como una concesión de soberanía o normalización con el enemigo histórico.
Los escenarios posibles: un acuerdo limitado que se centre en reducir la escalada directa y reactivar el acuerdo de 1974.
Un acuerdo integral: que incluya la delimitación de fronteras y garantías de seguridad mutuas, pero enfrenta oposición interna en ambos países.
El colapso de las negociaciones: y el regreso a la escalada militar, especialmente con la continuación de la tensión en Suwaida.
La negación siria puede ser parte de la táctica negociadora para obtener mayores concesiones del lado israelí o para calmar la ira interna y la oposición regional.
Las conversaciones sirio-israelíes ya no son una fantasía, sino una realidad impuesta por la geografía y la política. Pero el camino hacia cualquier acuerdo sigue estando sembrado de minas dentro de Siria, donde muchos grupos rechazan cualquier normalización con Israel, y en el interior israelí, donde los extremistas ven cualquier retirada de los Altos del Golán como una debilidad. La negación siria hoy puede ser solo una carta en un juego más grande, donde Damasco, Ankara, Washington y Tel Aviv intentan redibujar el mapa de fuerzas en el nuevo Medio Oriente.