Netanyahu: de mantener el statu quo a imponer una nueva realidad por la fuerza

Ampliar la presencia militar directa en los territorios sirios y ocupar cerca de 200 km², además de ataques recurrentes contra posiciones iraníes en Siria y Líbano, con el objetivo de paralizar las capacidades del "eje de resistencia".
Y ha trabajado arduamente para frustrar iniciativas de alto el fuego en Gaza, rechazando cualquier solución política con los palestinos.
Netanyahu cree que derrocar los regímenes hostiles (como Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano) y debilitar a Irán impondrá un "Nuevo Oriente Medio" en el que Israel sea la potencia dominante, con una amplia normalización árabe. Pero esta visión enfrenta grandes desafíos, como el rechazo popular árabe a la normalización, especialmente después de la guerra en Gaza. Y la preocupación de los aliados occidentales (como Estados Unidos) por el deslizamiento de la región hacia una guerra total.
Parece que Netanyahu rechaza la diplomacia porque apuesta por la fuerza militar y cree que la superioridad tecnológica y militar de Israel le permite imponer sus condiciones sin negociaciones.
El deseo de Israel de cambiar regímenes en la región es evidente, como se ha visto en las declaraciones de ministros israelíes que llaman a derrocar al nuevo presidente sirio (Ahmad al-Shara) o incluso a "liberar" el norte de Chipre de Turquía y beneficiarse del apoyo estadounidense.
A pesar de las críticas de algunos funcionarios estadounidenses a Netanyahu, la administración Trump no detuvo el apoyo militar y político a Israel.
La escalada israelí puede lograr victorias tácticas, pero profundiza los problemas estratégicos, como la erosión de las oportunidades de normalización, ya que los países árabes no arriesgarán la ira de sus pueblos en favor de Israel, especialmente después de los ataques indiscriminados en Siria y Gaza que aumentaron la hostilidad regional. Y hasta Washington está claro que no quiere una guerra regional iniciada por Israel que la arrastre.
El giro israelí hacia imponer hechos por la fuerza puede lograr ganancias a corto plazo, pero amenaza con aislar a Israel internacionalmente debido a sus repetidas violaciones del derecho internacional y prolongar los conflictos en Gaza, Líbano y Siria sin soluciones políticas, ya que todos saben que socavar la estabilidad regional puede llevar a la región a enfrentamientos desastrosos.