Tres grandes países, Francia, Gran Bretaña y Canadá, han tomado decisiones sin precedentes contra Israel, expresando su condena por la continua guerra de Israel en Gaza, en un cambio notable en las posturas de los aliados tradicionales de Israel.
Las tres naciones emitieron una declaración conjunta que refleja su rechazo a lo que está ocurriendo en los territorios palestinos ocupados.
En un paso escalonado, Gran Bretaña decidió suspender las negociaciones comerciales con Israel, imponer sanciones a los colonos en Cisjordania, y llamar a su embajador en Tel Aviv en protesta por las operaciones militares continuas en Gaza y los actos de violencia en Cisjordania.
Por su parte, el Primer Ministro francés, François Bayrou, anunció el inicio de un movimiento para reconocer un estado palestino, en una medida que coincidió con los anuncios de Gran Bretaña y Canadá sobre intenciones similares.
Estos cambios diplomáticos son el resultado de presiones internas en esos países, que inicialmente apoyaron a Israel al comienzo de la guerra, pero la escalada israelí y el fracaso en lograr objetivos militares, junto con las impactantes imágenes y videos circulados sobre la situación en Gaza, han llevado a un cambio radical en las posturas.
El experto militar egipcio, el general Osama Mahmoud, señaló que estos países han comenzado a percibir las consecuencias de su continuo apoyo a Israel tras el empeoramiento de la situación, lo que los ha llevado a cambiar su política.
En este contexto, el experto en relaciones internacionales, el Dr. Ismael Turki, dijo que este cambio significa que las grandes potencias ya no aceptan la continuidad del "genocidio" y los intentos de desplazamiento forzado en Gaza.
Explicó que esto representa un punto de inflexión en la política de los aliados tradicionales de Israel, reflejando las crecientes presiones que Tel Aviv enfrenta de sus aliados occidentales, a pesar de su continuo apoyo al derecho de Israel a existir y a su seguridad.
En cuanto a las relaciones entre Israel y los tres países, recientemente han experimentado una notable tensión en torno a cuestiones clave como la solución de dos estados, ya que estos países consideran que la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania representa una amenaza real para el proceso de paz.
Este cambio diplomático podría llevar a cambios radicales en las relaciones entre estos países e Israel, y podría contribuir a reformular la estrategia de la comunidad internacional hacia el conflicto palestino-israelí.