Las protestas en Turquía continuaron tras el arresto del alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, representante de la oposición, en el mayor desafío político al presidente Recep Tayyip Erdoğan en más de una década.
Las autoridades de la provincia de Ankara extendieron la prohibición de reuniones en la capital turca hasta el 1 de abril, después de que las protestas se intensificaran en varias ciudades, especialmente en Estambul, tras el arresto de İmamoğlu la semana pasada.
Protestas violentas estallaron y el gobierno impuso una prohibición de reuniones en Estambul, Esmirna, en medio de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Por otro lado, la fiscalía turca emitió órdenes de arresto contra 41 personas por "insultar al presidente" durante las protestas en Estambul, en medio de nuevas detenciones que afectaron a lo que el gobierno describió como "instigadores" que participaron en las manifestaciones que entraron en su sexta noche consecutiva.
Esta campaña de arrestos incluyó a varios periodistas, incluido un fotógrafo de la agencia "France Presse" que estaba cubriendo los eventos de cerca.
En un contexto similar, las protestas continuaron aumentando en las calles de Estambul, con llamados del Partido Popular Republicano, al que İmamoğlu pertenece, instando a los ciudadanos de todo el país a manifestarse en protesta por el encarcelamiento del alcalde de Estambul. Estas protestas han recibido un amplio apoyo, a pesar de la represión del gobierno a los manifestantes y la prohibición de reuniones.
Las autoridades no han dejado de usar la fuerza para controlar la situación, anunciando que la policía arrestó a 71 personas en Estambul durante los enfrentamientos en la ciudad, incluidos periodistas.
Además, se detuvo a 99 personas por sospechas de violar la ley de manifestaciones, mientras continúan las operaciones para buscar a otros sospechosos. Este aumento de la seguridad en la ciudad se produjo en medio de severas advertencias del gobernador de Estambul sobre las consecuencias de violar la ley.
A pesar de estas medidas de seguridad, el presidente Erdoğan declaró que las protestas se habían convertido en un "movimiento violento", enfatizando que el Partido Popular Republicano era responsable de cualquier daño a la propiedad o lesiones a los agentes de policía durante las manifestaciones.
Por otro lado, el Partido Popular Republicano sigue insistiendo en que el arresto de İmamoğlu es un paso político destinado a restringir la oposición y imponer control sobre la democracia.
Mientras tanto, el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, continuó advirtiendo sobre los peligros de participar en disturbios, asegurando que la seguridad no tolerará a los alborotadores.
Por su parte, İmamoğlu declaró desde la cárcel que no se "doblará" ante la presión, instando a que las protestas continúen a nivel nacional.
En medio de esta escalada, la situación en Turquía sigue en alerta, con un aumento de las movilizaciones políticas y populares en contra de las decisiones del gobierno, que podrían ver más desarrollos en los próximos días.