La delegación del Congreso estadounidense llama a la puerta de al-Shara en un nuevo paso

La delegación estadounidense incluye caras de ambos partidos, republicano y demócrata, como si estuvieran enviando un mensaje de que el asunto va más allá de las diferencias partidarias hacia un interés estadounidense superior. El senador Markwayne Mullin y la senadora Joni Ernst, junto con los representantes Jason Smith y Jimmy Panetta, vinieron desde debajo de la cúpula del Capitolio al corazón del Medio Oriente, en un viaje que simboliza un cambio radical en la política estadounidense.
En los pasillos diplomáticos, los observadores susurraban que esta visita no fue mera coincidencia, sino que fue la culminación de esfuerzos ocultos que comenzaron con el levantamiento de las sanciones a Siria en mayo pasado.
El presidente al-Shara escuchó a sus invitados estadounidenses hablar sobre la necesidad de establecer canales de comunicación permanentes. Las conversaciones giraron en torno a temas espinosos: desde los desaparecidos estadounidenses hasta la cooperación en seguridad, desde la normalización con Israel hasta la reconstrucción. Pero entre líneas, todos eran conscientes de que esta visita representa un reconocimiento estadounidense de que Siria ya no es ese país aislado, sino que se ha convertido en un jugador regional clave en la nueva ecuación del Medio Oriente.
En el trasfondo, hubo una visita previa del representante estadounidense Ibrahim Hamada a Damasco hace diez días, que allanó el camino para este encuentro más importante. Ha quedado claro que Washington quiere redibujar su relación con Damasco, pero la pregunta que queda en el aire es: ¿tendrá éxito este intento en superar el pesado legado del pasado, o las cargas de la historia pesarán sobre este nuevo comienzo?
Todos en la región saben que esta visita no es solo un protocolo diplomático ordinario, sino una señal de que se ha abierto una nueva página en las relaciones entre Estados Unidos y Siria. Pero como dice el dicho oriental: "El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones". ¿Florecerá esta nueva semilla, o los vientos de la política internacional la arrastrarán antes de que crezca?