Con el aumento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, Pekín comienza a utilizar métodos no convencionales para fortalecer su control sobre las industrias tecnológicas vitales, lo que amenaza la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
Con el aumento de las tensiones económicas con Occidente, China no solo continúa desarrollando sus tecnologías avanzadas, sino que también impone estrictas restricciones a la exportación de muchas innovaciones que solían atraer al mundo, como las baterías avanzadas y los metales raros. Estas restricciones generan preocupación entre las empresas globales que dependen de estas tecnologías en sus operaciones, lo que podría llevar a una reestructuración de las cadenas de suministro globales.
Entre las principales empresas que se verán afectadas por estas políticas se encuentran "Apple" y "Foxconn", donde esta última ha enfrentado grandes obstáculos para enviar equipos avanzados e ingenieros a la India, mientras intentaba expandir sus cadenas de suministro lejos de China.
China, que siempre ha sido el principal proveedor de componentes tecnológicos, ha comenzado a poner obstáculos al flujo de estas tecnologías al exterior, incluyendo la prohibición de que los ingenieros abandonen el país.
Ante estas restricciones, las empresas estadounidenses y europeas se encuentran en una verdadera encrucijada, lo que amenaza sus estrategias frente al rápido crecimiento de los mercados indio y del sudeste asiático.
Las restricciones no se limitan solo a equipos, sino que también incluyen recursos naturales esenciales, como el litio y el tungsteno, que son la columna vertebral de la industria de baterías y imanes utilizados en vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos.
De esta manera, China no solo controla las materias primas, sino también sus tecnologías de procesamiento, lo que la convierte en una potencia económica insuperable en áreas de tecnología avanzada.
Mientras las empresas chinas como "CATL" buscan beneficiarse de la superioridad tecnológica en la industria de baterías, las empresas globales se encuentran en una carrera contrarreloj para obtener las licencias necesarias para acceder a estas tecnologías.
Algunas empresas podrían verse obligadas a reducir sus inversiones o buscar alternativas a la tecnología china, lo que podría llevar a un aumento de las tensiones comerciales a nivel mundial.
En este contexto, la importancia de China como un elemento crucial en las cadenas de suministro globales aumenta, ya que con su creciente dominio en tecnologías de procesamiento de metales raros e industria de imanes, parece que China ha logrado situarse en el corazón de las industrias modernas.
De esta manera, está reescribiendo las reglas del juego económico mundial, lo que plantea nuevos desafíos que podrían cambiar la forma del panorama económico mundial de manera sin precedentes.
En este escenario, parece que la guerra comercial entre China y Occidente entrará en una nueva fase más compleja, donde la batalla girará en torno a tecnologías y recursos básicos que podrían definir el equilibrio de poder económico en las próximas décadas.