Washington amplía las auditorías de inmigración para perseguir "sentimientos antiamericanos"

Las autoridades estadounidenses anunciaron un paquete de nuevas medidas que endurecen el examen de las solicitudes de inmigración, estudio y trabajo, centrándose en lo que describieron como la detección de posiciones o actividades "antiamericanas", incluyendo la revisión de cuentas de redes sociales de los solicitantes.
Según la actualización de política emitida por los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS), los funcionarios de inmigración deberán examinar cualquier vinculación con organizaciones "antiamericanas o terroristas", además de buscar indicios de actividades antisemitas. Esto es una extensión de las medidas aprobadas por la administración Trump en 2019, ampliando su alcance para incluir todo lo que pueda ser clasificado como "actividad antiamericana".
El portavoz de la agencia, Matthew Tragesser, dijo: "No se deben otorgar privilegios de América a aquellos que desprecian al país y promueven ideologías en su contra". Afirmó que el objetivo es aplicar el máximo nivel de examen y auditoría.
Sin embargo, es notable que la actualización no proporcionó una definición clara de la frase "sentimientos antiamericanos", limitándose a hacer referencia a la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952, que excluye de la ciudadanía estadounidense a categorías como miembros de partidos comunistas o aquellos que abogan por derrocar al gobierno estadounidense por la fuerza.
La decisión ha suscitado un amplio debate entre expertos en inmigración, quienes advirtieron sobre la ambigüedad del término y lo que podría otorgar amplios poderes a las autoridades. Aaron Reichlin-Melnick, investigador del Consejo Americano de Inmigración, escribió que "el concepto no tiene precedentes legales y recuerda la era de McCarthy en los años cincuenta", mientras que el abogado Stephen Brown consideró que "los valores estadounidenses son un estándar vago que no existe en la ley de inmigración".
El anuncio se produce después de que el Departamento de Estado cancelara este año más de 6000 visas de estudiante, en el marco de una tendencia más amplia para endurecer la política de inmigración, lo que genera preocupaciones sobre la posible deserción de inmigrantes y estudiantes internacionales hacia Estados Unidos.