Las fronteras entre Tailandia y Camboya han sido testigos de un peligroso aumento en el conflicto armado que ha entrado en su tercer día, con violentos enfrentamientos que han dejado 33 muertos y más de 130,000 desplazados, en los peores enfrentamientos entre los dos vecinos en 13 años.
Los frentes de combate se han expandido para incluir la región costera de Trat en Tailandia y la provincia de Pursat en Camboya, lo que ha generado preocupación a nivel internacional.
En un intento por contener la crisis, intervino el presidente estadounidense Donald Trump, quien anunció a través de sus redes sociales un acuerdo entre los líderes de ambos países para celebrar una reunión urgente para detener el fuego.
Trump advirtió al primer ministro de Camboya, Hun Manet, y al primer ministro interino de Tailandia, Fumtam Wicai, que Washington suspenderá cualquier acuerdo comercial con cualquier parte que continúe en el conflicto.
Trump afirmó que busca simplificar la complicada situación que ha llevado a la caída de numerosas víctimas, señalando que el conflicto le recuerda al exitoso conflicto entre India y Pakistán que se resolvió pacíficamente.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia ha dado su aprobación inicial para un alto el fuego, al tiempo que ha subrayado la necesidad de que Camboya muestre una voluntad sincera de llegar a una solución pacífica.
El ministerio explicó que el primer ministro de Tailandia solicitó a Trump transmitir el deseo de su país de iniciar un diálogo bilateral rápido para establecer medidas finales para detener los combates.
Estos acontecimientos tienen lugar en medio del sufrimiento de los civiles que han huido de sus hogares debido a los enfrentamientos que han amenazado la estabilidad de la región y han generado temores de una escalada más amplia que podría afectar a todo el sudeste asiático.