La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos anuncia la eliminación de restricciones en las emisiones de las plantas de carbón y gas.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha anunciado planes para levantar las restricciones impuestas a las emisiones de gases de efecto invernadero de las plantas de energía que funcionan con carbón y gas en los Estados Unidos, afirmando que esta medida forma parte de las políticas de apoyo a una energía confiable y a precios razonables.
Un portavoz de la agencia declaró: "Muchos han expresado su preocupación de que las modificaciones de la administración anterior a esas reglas se consideren excesivas, y que amenacen la producción de energía a precios razonables y confiables, lo que podría aumentar los costos de electricidad para los hogares estadounidenses y aumentar la dependencia de fuentes de energía extranjeras".
El periódico "The New York Times" citó documentos internos que indican que la agencia basó su decisión en que las emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero de las plantas de combustibles fósiles "no contribuyen significativamente a niveles peligrosos de contaminación", señalando que su participación en las emisiones globales es "pequeña y decreciente". La agencia también consideró que la prohibición de estas emisiones "no tendrá un gran impacto en la salud pública y el bienestar social".
Esta decisión se enmarca en los esfuerzos de la administración del presidente Donald Trump para revitalizar la industria del carbón en Estados Unidos, habiendo emitido en abril una orden ejecutiva para identificar áreas con infraestructura de carbón para apoyar centros de datos de inteligencia artificial.
El plan tiene como objetivo satisfacer la creciente demanda de electricidad del sector tecnológico, a pesar de que el carbón es el mayor contaminante del aire y el mayor contribuyente al calentamiento global.
La administración también busca acelerar la eliminación del gasto federal relacionado con la lucha contra el cambio climático y eliminar las restricciones regulatorias a las emisiones de gases de efecto invernadero, en el marco de la política de "Independencia Energética de Estados Unidos".
En un contexto relacionado, la empresa BlackRock, el mayor administrador de activos del mundo, enfrenta una demanda de Texas y otras 12 estados que la acusan de conspirar con grandes inversores como Vanguard y State Street Global Advisors para reducir la competencia en el sector del carbón mediante la reducción de la producción.
BlackRock respondió que la demanda es "infundada", advirtiendo que su continuación podría debilitar los esfuerzos de Estados Unidos para lograr la independencia energética. Añadió que obligar a los administradores a retirar sus inversiones de empresas de carbón reduciría su capacidad de financiamiento, lo que podría llevar a un aumento en los precios de la energía.
En diciembre pasado, la Agencia Internacional de Energía pronosticó que la demanda mundial de carbón alcanzaría los 8.9 millones de toneladas para 2027, un aumento del 1% respecto a los niveles de 2024, en contraste con las previas proyecciones de disminución. Los expertos atribuyen este crecimiento al estímulo de la administración Trump para depender del carbón en la generación de energía.
Cabe mencionar que el debate sobre el futuro de la energía en Estados Unidos está aumentando entre los partidarios de la industria