Fallecimiento del detenido sirio Osama Al-Jaour en la prisión de Roumieh en Líbano tras años de sufrimiento y negligencia médica

El detenido sirio Osama Al-Jaour, originario de la ciudad de Qusair en la provincia de Homs, falleció en la prisión de Roumieh en Líbano, tras años de detención en condiciones duras, según lo lamentaron activistas en las redes sociales.
Al-Jaour fue detenido por su apoyo a la oposición siria, y fue trasladado entre las sucursales de seguridad libanesas antes de ser enviado a la prisión de Roumieh, una de las peores prisiones del país. Durante su tiempo de detención, enfrentó condiciones difíciles, incluyendo "promesas vacías de abogados y extorsión de intermediarios", mientras su familia hizo esfuerzos agotadores para salvarlo sin éxito.
En 2019, el ex juez militar Hussein A. emitió una dura sentencia contra él de trabajos forzados de por vida, un paso que sus allegados describieron como "un disparo que apagó la mitad de su vida". En ese momento, Al-Jaour tenía poco más de treinta años, gozaba de buena salud física y mental, pero su estado se deterioró gradualmente después de la sentencia debido al trauma psicológico.
Para 2023, presentó síntomas neurológicos agudos, incluyendo "temblores constantes y debilidad severa en su constitución física", hasta que se volvió incapaz de caminar o satisfacer sus necesidades diarias sin ayuda. Su situación se agravó debido a la negligencia médica, lo que requirió la presencia de un acompañante constante, donde algunos prisioneros sirios se ofrecieron para cuidarlo.
En los últimos meses, su estado mental empeoró, y fue trasladado a "la casa azul", una sección dedicada a pacientes psiquiátricos en la prisión de Roumieh, que se describe como carente de "los mínimos estándares de trato humano". Allí, la negligencia y la enfermedad pusieron fin a su vida, falleciendo en silencio, lejos de cualquier atención mediática.
En un contexto relacionado, los familiares de detenidos sirios organizaron una vigilia silenciosa en el cruce fronterizo de Joussieh, portando banderas de la revolución siria y pancartas que exigen la liberación de sus seres queridos en la prisión de Roumieh. Participantes en la vigilia dijeron a los medios que eligieron el silencio esta vez después de haber "hablado repetidamente sin respuesta".
La prisión de Roumieh sufre de "condiciones de salud catastróficas", según fuentes de derechos humanos, donde se propagan enfermedades como el cólera, el tifus y la gripe porcina, además de infecciones cutáneas severas debido a la negligencia médica. Las fuentes confirmaron que las instalaciones de salud en la prisión experimentan "un colapso casi total en las condiciones de higiene", con una grave sobrepoblación en las celdas y la falta de atención médica básica, lo que ha convertido partes de ella en "focos epidémicos cerrados".
La historia de Osama Al-Jaour sigue siendo una de las decenas de casos que documentan el sufrimiento de los detenidos sirios en Líbano, en medio de llamados urgentes de organizaciones de derechos humanos para salvar a los sobrevivientes antes de que sea demasiado tarde.