Un tribunal de Londres condena al incendiario del Corán británico por delitos de odio religioso.

La controversia aumenta en el Reino Unido sobre los límites de la libertad de expresión y la responsabilidad del estado en equilibrar el respeto a las creencias religiosas y la protección del espacio público contra discursos de odio.
El ciudadano británico Hamid "Joshkon", de 50 años, fue condenado por quemar una copia del Corán frente al consulado turco en Náytsbridg el 13 de febrero.
Un tribunal de Londres calificó su acción como una violación grave del orden público con connotaciones religiosas.
El tribunal impuso una multa de 240 libras esterlinas, además de 96 libras esterlinas en costos adicionales.
Los jueces afirmaron que el comportamiento del acusado era "provocativo y humillante", reflejando un "odio arraigado hacia el Islam y sus seguidores".
Según los registros del tribunal, Joshkon, de ascendencia kurda y armenia, viajó desde Derby a Londres específicamente para llevar a cabo el acto frente al consulado turco.
Esto coincidió con una campaña de protesta que anunció en sus redes sociales, acusando al presidente turco Recep Tayyip Erdogan de "convertir a Turquía en una base para el extremismo islámico".
El tribunal rechazó sus justificaciones, afirmando la imposibilidad de distinguir entre "crítica al Islam" y "incitación contra los musulmanes" en este caso, ya que quemar el Corán va acompañado de declaraciones directas e insultos dirigidos a la religión y sus seguidores.