La Comisión Suprema de Elecciones de Libia anunció ayer martes la suspensión de la segunda fase de las elecciones municipales en varias ciudades del este y centro del país, debido a restricciones de seguridad impuestas por el Ministerio del Interior, que está bajo el control del gobierno designado por el parlamento.
El decreto afecta a los municipios de Tobruk, Al-Jawf, Bengasi, Tocra, Qaminis, Al-Abyar, Suluq, Sabha, Sirte, Wadi Zamzam, Janzur, que son áreas bajo el control de las autoridades del este de Libia.
La Comisión mencionó en su comunicado que se vio obligada a tomar esta decisión después de recibir instrucciones de las direcciones de seguridad del Ministerio del Interior para detener de inmediato la distribución de tarjetas electorales a los votantes, sin previo aviso o explicación de los motivos.
Señaló que más de 150,000 votantes, además de más de 1,000 candidatos, fueron privados de ejercer su derecho a elegir a quienes gestionarán los asuntos de sus municipios.
Sin embargo, afirmó que las elecciones no han sido canceladas y se reanudarán una vez que desaparezcan las amenazas de seguridad que acompañaron el proceso.
Por su parte, el gobierno de Osama Hamad no ha emitido ningún comentario oficial sobre estas acusaciones hasta el momento, mientras que la decisión ha generado controversia en Libia, con llamados crecientes para permitir a los ciudadanos elegir a sus representantes locales con libertad y transparencia.
En una explicación de las posibles razones de esta decisión, el analista político libio Faraj Farkash sugirió que las autoridades del este temen que los resultados de las elecciones traigan candidatos independientes o no afines a ellos, lo que podría perturbar la estabilidad de las áreas donde se llevan a cabo las elecciones, especialmente en un entorno caracterizado por la diversidad de tribus y lealtades políticas.
Señaló que, a pesar de su naturaleza de servicio, los municipios siguen bajo el control de las autoridades y sus resultados podrían ser motivo de preocupación si se salen de control.
Farkash agregó que esta suspensión refleja la debilidad del entorno democrático, donde no hay suficiente espacio para elecciones justas o libertad de opinión y expresión, lo que constituye un indicio negativo sobre la posibilidad de celebrar elecciones generales en el futuro, ya sean parlamentarias o presidenciales.
Consideró que existe la posibilidad de reprogramar las elecciones más adelante bajo presión de la misión de las Naciones Unidas y la comunidad internacional, pero enfatizó que su integridad seguirá siendo cuestionada mientras las autoridades puedan influir en sus resultados.
Destacó que el mensaje claro de esta suspensión es que cualquier avance en el proceso electoral, sea cual sea su tipo, solo ocurrirá con la aprobación de las autoridades del este de Libia, lo que refleja el alcance de la interferencia política en el proceso electoral local.
La decisión desencadenó una ola de críticas y llevó a muchos activistas y ciudadanos a exigir la creación de un entorno seguro que garantice el derecho de los libios a elegir a sus representantes, lejos de presiones políticas o restricciones de seguridad impuestas.