Líbano enfrenta una crisis de agua sin precedentes que amenaza la seguridad hídrica y alimentaria

Líbano está experimentando una ola de sequía sin precedentes este verano, con una fuerte disminución en las tasas de precipitación y un aumento récord en las temperaturas. Los datos de la Autoridad de Agua de Beirut y Monte Líbano revelaron una disminución del 30% en las precipitaciones y la nieve este año en comparación con los promedios anuales, lo que ha llevado a una disminución significativa en los niveles de aguas subterráneas y los caudales de los ríos.
Los libaneses se enfrentan a múltiples fuentes de suministro de agua, ya que se ven obligados a pagar facturas a la autoridad oficial del agua que tiene dificultades para cubrir los costos, además de los gastos de agua embotellada debido al deterioro de la calidad del agua transportada a través de las redes, sin mencionar los costos elevados de los tanques de agua que se han convertido en la principal fuente de suministro de agua para los hogares.
Los propietarios de tanques de agua se quejan del aumento de la demanda en las últimas semanas, lo que ha provocado un aumento del costo del transporte en más del 60% en solo un año, mientras muchas áreas sufren escasez de agua y sequía de pozos.
En un contexto relacionado, los informes del Banco Mundial han mostrado que alrededor del 50% de los recursos hídricos en Líbano se desperdician debido al deterioro de la red de distribución en mal estado. Esta gran pérdida se atribuye a la falta de planes nacionales para reparar la infraestructura o adoptar políticas sostenibles para la gestión de los recursos hídricos.
Las repercusiones de la crisis comienzan a afectar al sector agrícola, donde los cultivos sufren una grave escasez de agua de riego, mientras se vislumbra el peligro de empeorar la sequía. Estos indicadores advierten de una amenaza directa a la seguridad alimentaria y hídrica en el país, ante la ausencia de medidas concretas para hacer frente a estos desafíos críticos.