En un movimiento controvertido, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, reveló ayer viernes 25 de julio, el inicio de los vuelos de deportación de inmigrantes no autorizados detenidos en el centro de detención de Everglades, conocido como "Alcatraz de los caimanes", ubicado en una zona remota al sur del estado.
DeSantis declaró durante una conferencia de prensa cerca del centro, que el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. ha comenzado a trasladar aproximadamente a 100 inmigrantes de este centro a sus países de origen, anticipando un notable aumento en el número de deportados en los próximos días.
Funcionarios de la agencia "Newsmaks" confirmaron que entre dos y tres vuelos han partido hasta ahora, sin revelar sus destinos.
El centro, construido en solo ocho días, cuenta con más de 200 cámaras de vigilancia, más de 8 kilómetros de alambre de púas, y actualmente opera con 400 agentes de seguridad, con una capacidad actual de alrededor de 2000 personas y la posibilidad de duplicarla pronto.
Ron DeSantis y funcionarios republicanos defendieron el centro, afirmando que la construcción de la instalación en un lugar remoto y su denominación como una prisión federal de "mala reputación" representan un fuerte disuasivo para los inmigrantes no autorizados, y forman parte de la contribución de Florida a la estricta campaña migratoria del presidente estadounidense Donald Trump.
Por otro lado, el centro ha sido criticado por opositores que lo han calificado como "duro e inhumano", en medio de un amplio debate sobre la política estadounidense hacia la inmigración no autorizada.
Por su parte, la administración de la Casa Blanca expresó su satisfacción con la ubicación remota del centro, afirmando que el mensaje que intentan transmitir es claro: "las consecuencias serán severas" para aquellos que violen las leyes de inmigración en los Estados Unidos.