Recientemente, se ha observado un notable aumento en los casos de infección por COVID-19 en el sudeste asiático, especialmente en Hong Kong y Singapur, donde los residentes enfrentan una nueva ola del virus con advertencias sobre su propagación a medida que se acerca el verano.
En Hong Kong, las autoridades sanitarias han anunciado el inicio de una nueva ola de contagios tras registrar un fuerte aumento en los casos, con un aumento en la tasa de muestras positivas del 1.7% a mediados de marzo al 11.4% actualmente, superando el pico de casos registrados en agosto de 2024.
Albert Au, jefe de enfermedades infecciosas en el centro, ha confirmado que la actividad viral en la ciudad ha alcanzado niveles no vistos desde hace un año, advirtiendo sobre la gravedad de la situación.
En Singapur, el Ministerio de Salud ha informado de un gran aumento en el número de casos de COVID-19, con un aumento del 28% llegando a un total de 14,200 casos en la semana que finalizó el 3 de mayo, en comparación con la semana anterior.
El ministerio explicó que el aumento de casos no se debe a la aparición de nuevas variantes más peligrosas, sino a la disminución de la inmunidad en la población.
Los funcionarios también señalaron que las admisiones hospitalarias han aumentado en un 30%, aunque enfatizaron que la situación no es motivo de preocupación en este momento.
Se ha revelado que las variantes más comunes en Singapur actualmente son LF.7 y NB.1.8, derivadas de la cepa JN.1, representando más de dos tercios de los casos analizados genéticamente.
Singapur no ha proporcionado actualizaciones regulares sobre los casos de COVID-19 desde hace un tiempo, limitándose a publicar cifras solo en caso de aumentos significativos en los contagios.