En un nuevo desarrollo en los esfuerzos para poner fin a la guerra entre Moscú y Kiev, el presidente ucraniano Volodímir Zelensky anunció anoche, el lunes, que la próxima ronda de conversaciones con el lado ruso se llevará a cabo el próximo miércoles en Turquía.
Esto viene después de rondas anteriores que no lograron un progreso significativo, donde Zelensky dijo en su discurso diario a través de plataformas de redes sociales que discutió con Rustam Amrov, Secretario General del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania, los preparativos para el intercambio de prisioneros de guerra y la preparación para una nueva reunión con el lado ruso.
Zelensky confirmó que las próximas negociaciones no abordarán directamente el cese al fuego, enfatizando que la prioridad será la repatriación de los ucranianos y niños que Kiev acusa a Moscú de haber secuestrado, además de prepararse para una reunión presidencial con el presidente ruso Vladímir Putin, considerando que esta reunión será el paso decisivo para lograr un progreso real hacia la resolución del conflicto.
Cabe mencionar que Zelensky se había dirigido a Turquía a mediados de mayo para sostener una reunión con Putin, pero no tuvo éxito, ya que el Kremlin hasta ahora ha rechazado celebrar conversaciones presidenciales directas sin preparación previa.
Por su parte, Moscú a través del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que continúan trabajando para fijar la fecha de la tercera ronda de conversaciones, enfatizando la necesidad de más trabajo diplomático, especialmente con la existencia de dos borradores contradictorios sobre un acuerdo de paz, ya que Rusia ha exigido la retirada de las fuerzas ucranianas de cuatro áreas anexadas en septiembre de 2022 y el cese del apoyo militar occidental a Ucrania, algo que Kiev ha rechazado y considerado como "advertencias inaceptables".
Estos acontecimientos tienen lugar en medio de la presión internacional, especialmente de Estados Unidos, que ha establecido un plazo de 50 días para que Rusia llegue a un acuerdo, con la amenaza de imponer sanciones económicas adicionales en caso de fracaso en las negociaciones.