En una escalada sin precedentes, los ataques aéreos israelíes sacudieron la capital siria, Damasco, ayer miércoles, apuntando a sitios sensibles, incluido el cuartel general del Estado Mayor, además de golpear las provincias de Daraa y Al-Suwayda.
Los ataques resultaron en una amplia destrucción, la muerte de civiles, heridos, y las imágenes del lugar mostraron el alcance de los daños en el edificio del Ministerio de Defensa sirio, además de afectar instituciones gubernamentales y estructuras civiles.
En respuesta a esta escalada, la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, actualmente a cargo de Pakistán, anunció la celebración de una reunión de emergencia el jueves a las 3:00 p. m. hora de Nueva York para discutir las repercusiones del bombardeo israelí en territorio sirio.
El representante permanente de Pakistán, Asim Iftikhar Ahmad, confirmó que la reunión se llevará a cabo a solicitud oficial de Siria.
En un mensaje urgente dirigido al presidente del Consejo de Seguridad, el embajador sirio ante las Naciones Unidas, Bashar Ja'afari, pidió a Siria una "condena incondicional" de los ataques israelíes y tomar medidas inmediatas para "obligar a las fuerzas israelíes a abandonar el territorio sirio".
Ja'afari enfatizó que lo ocurrido representa una continuación de las políticas agresivas israelíes en los últimos meses, señalando violaciones repetidas del acuerdo de separación de fuerzas de 1974, incursiones en la zona desmilitarizada, y la construcción de bases militares israelíes ilegales en Siria.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria emitió un comunicado condenando enérgicamente los ataques, calificándolos como una "flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional humanitario". El comunicado agregó que los bombardeos forman parte de una "política deliberada que Israel sigue para avivar la tensión, crear caos y socavar la seguridad y la estabilidad en Siria", responsabilizando a Tel Aviv "por esta peligrosa escalada y sus consecuencias".
Siria afirmó al final de su declaración que se reserva todos sus legítimos derechos para defender su territorio y su pueblo con todos los medios que garantiza el derecho internacional.