Esta madrugada del lunes estallaron violentos enfrentamientos entre milicias armadas rivales en la capital libia, Trípoli, volviendo a poner de manifiesto la inseguridad después de semanas de relativa calma tras un frágil alto el fuego que no duró mucho.
Residentes locales informaron que los combates se produjeron entre las fuerzas de disuasión especial por un lado, y las fuerzas de seguridad pública del Ministerio del Interior por otro, en diferentes áreas de Trípoli, especialmente en la carretera de la medicina y la isla de Fornaj, donde se escucharon intensos tiroteos y se desplegaron vehículos blindados y militares, mientras que algunas carreteras fueron cerradas.
Los enfrentamientos coincidieron con el anuncio de que las fuerzas de disuasión habían recuperado algunas de sus posiciones anteriores, lo que provocó la retirada de las fuerzas de resolución de conflictos y mantenimiento del alto el fuego de sus posiciones, reflejando la fragilidad de los acuerdos de seguridad en la ciudad.
Los combates también provocaron un incendio en el cementerio de Sidi Mneidir, según videos compartidos en redes sociales, con llamados de los residentes a las autoridades para intervenir rápidamente y enviar camiones de bomberos por temor a que el fuego se extendiera a áreas cercanas.
Este recrudecimiento se produce en medio de una creciente tensión en la capital de Trípoli, tras el asesinato del jefe de la Agencia de Apoyo a la Estabilidad, Abdelghani al-Kikli, con la ciudad siendo testigo de movilizaciones militares y escaramuzas intermitentes desde hace semanas.
A pesar de las declaraciones oficiales que prometían poner fin a la inseguridad, la presencia armada sigue dominando el panorama. El Gobierno de Unidad Nacional, encabezado por Abdul Hamid Dbeibah, junto con el Consejo Presidencial liderado por Mohammed Menfi, anunciaron la semana pasada un acuerdo para desalojar Trípoli de los grupos armados, en respuesta a crecientes demandas populares de poner fin al caos y fortalecer la autoridad estatal.
Sin embargo, los acontecimientos recientes han revelado la dificultad de imponer un control total de la seguridad, en un momento en el que aumentan los temores de que la situación pueda desencadenar enfrentamientos más amplios entre las facciones armadas afiliadas al campo del Gobierno de Unidad y aquellas opuestas a él.