Garantías de seguridad y demandas territoriales en las negociaciones de Ucrania

Lavrov afirmó que cualquier garantía de seguridad ofrecida a Ucrania debe incluir a Rusia como parte activa. Propuso que se forme un "grupo garante" que incluya a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (incluida Rusia) además de Alemania y Turquía. Esta solicitud refleja el deseo de Moscú de:
participar en la formulación de los arreglos de seguridad futuros de Ucrania, prevenir que Ucrania se convierta en una base militar occidental y afirmar el papel de Rusia como una potencia regional activa incluso después de la guerra.
Lavrov insistió en que Ucrania debe ser "neutral y no alineada con ningún bloque militar". Esta condición implica rechazar cualquier posibilidad de que Ucrania se una a la OTAN y prevenir el despliegue de tropas o armas occidentales en territorio ucraniano, manteniendo a Ucrania como un estado tapón entre Rusia y Occidente.
Lavrov mencionó la condición de "proteger a los hablantes de ruso en el este de Ucrania", haciendo referencia explícita a la "necesidad de discutir sobre los territorios". Esta frase insinúa la legitimación de las demandas rusas sobre las regiones de Donetsk y Lugansk y la posibilidad de reclamar áreas adicionales con mayoría de hablantes de ruso, utilizando la dimensión étnica como pretexto para la expansión territorial.
El vicepresidente estadounidense, Jay D. Vance, afirmó que Rusia había hecho "concesiones importantes", pero las fuentes occidentales indican que las demandas de Putin aún incluyen la cesión completa de Donbás y la renuncia definitiva a la membresía en la OTAN.
Estas demandas llegan en un momento en que Estados Unidos continúa apoyando a Ucrania militar y políticamente, mientras Europa se enfrenta a una división entre quienes apoyan la escalada y quienes abogan por la negociación, y Rusia utiliza el tiempo como arma para agotar el apoyo occidental.
Las verdaderas oportunidades para la paz enfrentan grandes obstáculos, como el rechazo ucraniano a cualquier concesión territorial o soberana y la división occidental entre quienes ven en las negociaciones una traición y quienes las consideran una necesidad, junto con la postura rusa de aferrarse a los logros en el terreno como cartas de negociación.
El discurso ruso no ha cambiado sustancialmente, pero se ha vuelto más organizado y diplomático. Moscú es consciente de que el tiempo puede no estar de su lado para siempre, por lo que intenta convertir sus ganancias en el terreno en acuerdos permanentes.