En un cambio significativo en la política estadounidense hacia Siria, el Departamento de Estado de EE. UU. anunció que el Ministro Marco Rubio se comprometió, durante una llamada telefónica realizada ayer jueves con el Ministro de Relaciones Exteriores sirio Asad Hassan al-Shaaban, a revisar las listas de terrorismo estadounidenses e internacionales relacionadas con Siria.
La portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Tammy Bruce, mencionó que Rubio discutió durante la llamada la posibilidad de tomar medidas adicionales para modificar las clasificaciones de terrorismo impuestas a Siria por parte de los Estados Unidos y las Naciones Unidas, reflejando el nuevo enfoque estadounidense hacia Damasco.
Asimismo, ambas partes discutieron las medidas previas tomadas por EE. UU. para levantar las sanciones contra Siria, en el contexto de la reevaluación de la política estadounidense después de años de aislamiento, donde Rubio afirmó que Washington mantendrá las sanciones impuestas a "entidades malignas", refiriéndose al expresidente sirio Bashar al-Assad y sus allegados, además de aquellos involucrados en violaciones de derechos humanos, apoyo al terrorismo o tráfico de drogas.
En un contexto relacionado, el presidente de EE. UU., Donald Trump, firmó el pasado lunes una orden ejecutiva que revoca el marco legal de las sanciones estadounidenses contra Siria, impuestas desde 2004 en el marco de una emergencia nacional para castigar al régimen sirio.
Esta decisión entró en vigor el martes, incluyendo la revocación de cinco órdenes ejecutivas que constituían la columna vertebral del sistema de sanciones estadounidense.
La nueva orden dirige a las agencias estadounidenses pertinentes a tomar medidas para modificar los controles de exportación, las exenciones comerciales y las restricciones económicas impuestas a Siria, con el objetivo de facilitar los esfuerzos de recuperación económica y reconstrucción.
Sin embargo, la orden no revoca la clasificación de Siria como un "Estado patrocinador del terrorismo", una designación que ha estado vigente desde 1979 y que impone restricciones a la ayuda estadounidense y prohíbe la exportación de armas a Siria.
Un funcionario de la administración estadounidense confirmó que esta clasificación sigue bajo revisión como parte de un proceso de evaluación integral.
Este cambio en la política estadounidense llega después de una reunión entre el presidente Trump y el presidente sirio Ahmed al-Shar'a en un intento estadounidense de reorganizar sus relaciones en el Medio Oriente y abrir un nuevo capítulo con Damasco, alejándose de la etapa de sanciones y aislamiento político.