Nueva investigación judicial afecta a la administración de Obama por acusaciones de falsificación de información sobre la intervención rusa en las elecciones de 2016

En un nuevo desarrollo que reabre uno de los expedientes políticos más controvertidos en Estados Unidos, la Fiscal General de EE. UU. Pam Bondi ha ordenado el inicio de una investigación judicial a través de un gran jurado sobre acusaciones de falsificación de información de inteligencia por parte de funcionarios de la administración del expresidente Barack Obama relacionadas con la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016.
Este paso se dio a raíz de una remisión oficial de la Directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard, quien en julio pasado desclasificó documentos que afirmaban que "socavaban la conclusión de la administración de Obama de que Rusia intentó ayudar a Donald Trump contra Hillary Clinton". Gabbard pidió al Departamento de Justicia investigar a Obama y a funcionarios anteriores de su administración por "conspiración supuesta".
Según una fuente familiarizada con la red "CNN", el gran jurado tendrá la autoridad para emitir citaciones y considerar presentar cargos si el Departamento de Justicia decide avanzar con el caso. Las acusaciones giran en torno a que funcionarios demócratas intentaron "difamar a Trump" durante su campaña electoral acusándolo falsamente de colusión con Rusia.
Bondi anunció la formación de una "unidad de ataque" dentro del Departamento de Justicia para evaluar las pruebas reveladas por Gabbard, señalando que hay "una razón clara para una profunda preocupación". Por su parte, el departamento se abstuvo de comentar sobre los detalles de la investigación, pero confirmó que Bondi está tratando la remisión de Gabbard "con toda seriedad".
En respuesta a estos desarrollos, la oficina de Obama describió las acusaciones anteriores en su contra como "afirmaciones extrañas", afirmando que "nada en los documentos divulgados cambia la verdad establecida de que Rusia intentó influir en las elecciones", según un comunicado transmitido por "Reuters".
Esta nueva investigación se produce en el contexto de la crisis política que estalló tras las elecciones de 2016, en las que la inteligencia estadounidense acusó a Rusia de llevar a cabo ataques cibernéticos contra el Partido Demócrata y filtrar correos electrónicos, además de llevar a cabo una amplia campaña de desinformación.
Y aunque las investigaciones oficiales, incluida la del fiscal especial Robert Mueller, no encontraron colusión criminal directa entre la campaña de Trump y el Kremlin, sí confirmaron que el objetivo ruso era "socavar la confianza en la democracia estadounidense".