En un paso que refleja el aumento de las tensiones geopolíticas, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio anunció el jueves 4 de septiembre que Estados Unidos impondrá restricciones estrictas a las visas de entrada para algunos ciudadanos de países de América Central, acusándolos de colaborar con el Partido Comunista Chino en actividades destinadas a socavar el estado de derecho y desestabilizar sus países.
En una declaración oficial, Rubio dijo que estos individuos "actúan deliberadamente en nombre del Partido Comunista Chino", señalando que Washington considera esta colaboración como una amenaza directa a la seguridad nacional estadounidense y a los intereses económicos en la región.
A pesar de que la declaración no mencionó nombres ni especificó ejemplos concretos de las acciones que llevaron a la imposición de sanciones, Rubio enfatizó que las sanciones también incluyen a los familiares directos de estos colaboradores, quienes "generalmente no serán elegibles para ingresar a Estados Unidos".
El secretario de Estado agregó que este paso forma parte del compromiso de la administración del presidente Donald Trump de proteger la estabilidad regional y el crecimiento económico estadounidense, subrayando que su país no tolerará ningún intento chino de expansión a través de la influencia política o económica en América Latina.
Estas declaraciones se producen en un contexto más amplio de movimientos estadounidenses para contrarrestar la creciente influencia china en la región de América Latina, que se considera un campo de batalla en aumento entre las grandes potencias en medio de los cambios internacionales actuales.
Recientemente, algunos países de América Central han experimentado un aumento en la cooperación económica y política con Pekín, lo que Washington observa con recelo y considera un intento de expandir la influencia de China a expensas de los sistemas democráticos y la estabilidad de los aliados regionales de Estados Unidos.