Sanaa Yousaf es una chica paquistaní de 17 años, activista y creadora de contenido en la aplicación TikTok, donde tiene más de 800,000 seguidores.
Se hizo famosa por publicar videos simples y con un toque cómico ligero que tuvieron gran éxito, convirtiéndose en una figura querida especialmente entre los jóvenes.
El lunes por la noche, Sanaa Yousaf fue asesinada dentro de su casa en Islamabad, la capital de Pakistán, recibiendo disparos a quemarropa que resultaron en su muerte inmediata.
El incidente ocurrió a plena luz del día y frente a su casa, causando gran conmoción entre los residentes y atrayendo la atención tanto a nivel local como internacional.
Pocas horas antes de su asesinato, Sanaa Yousaf publicó un video celebrando su cumpleaños, lo que aumentó la tragedia del crimen.
La policía paquistaní anunció ayer martes que había arrestado a un joven de 22 años de Faisalabad, al este del país, acusado del asesinato de Sanaa Yousaf.
El jefe de la policía de Islamabad, Syed Ali Naseer Rizvi, confirmó en una conferencia de prensa que el agresor había estado intentando comunicarse constantemente con Sanaa Yousaf y pedirle que se comprometiera con él, pero ella rechazaba esas solicitudes repetidamente. Antes de cometer el crimen, el sospechoso fue visto merodeando alrededor de la casa de la víctima durante horas.
Cabe destacar que este incidente recuerda a un asesinato similar que ocurrió en julio de 2021, cuando un hombre paquistaní-estadounidense decapitó a su pareja, Noor Mukadam, por rechazar casarse con él, y recientemente fue condenado a muerte.
El caso ha provocado una ola de indignación y tristeza en Pakistán, donde las estadísticas indican que alrededor del 80% de las mujeres en el país han sufrido acoso en lugares públicos. Los usuarios de Internet han lanzado la etiqueta #JusticeForSanaYousaf exigiendo justicia y responsabilidad para el asesino.
Las investigaciones siguen en curso, y las autoridades se han comprometido a llevar al culpable ante la justicia, en medio de crecientes demandas populares y de derechos humanos para proteger a las mujeres y creadoras de contenido en la sociedad paquistaní, con el fin de prevenir la repetición de tales crímenes bajo la excusa de tradiciones y costumbres.