¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas experimentan una profunda sensación de éxtasis al escuchar música, mientras que otros pasan por la misma experiencia sin que las melodías los toquen de la misma manera?
Parece que el secreto podría residir en los genes.
Un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Lingüística Psicológica en Nimega, Holanda, y el Instituto Max Planck de Estética Empírica en Frankfurt, Alemania, en colaboración con el Instituto Karolinska en Suecia, descubrió que el disfrute humano de la música está parcialmente influenciado por factores genéticos.
Los investigadores analizaron datos de más de nueve mil gemelos, ya fueran idénticos o no, en un intento por comprender el impacto de la genética en la experiencia musical.
Los sorprendentes resultados de este estudio se publicaron en la revista científica "Nature Communications".
Lo que descubrieron añade una nueva profundidad a nuestra comprensión de la música, revelando que no se trata solo de nuestra capacidad para distinguir entre tonos o de la sensación general de placer, sino de una compleja combinación de factores genéticos y ambientales que conforman nuestra sensibilidad musical.
Según explicó la investigadora Miriam Mosing del Instituto Max Planck en Frankfurt, estos resultados revelan una imagen compleja que muestra que disfrutar de la música no es solo una interacción emocional simple, sino una experiencia en la que varios elementos se entrelazan profundamente.
Lo más emocionante del estudio es el descubrimiento de la existencia de diferentes genes relacionados con cada aspecto de la interacción musical.
Hay genes que controlan nuestra capacidad para bailar al ritmo, otros que afectan nuestras habilidades en la interpretación musical en grupo, y genes completamente diferentes que regulan nuestra respuesta emocional a la música.
Con esta nueva comprensión, la música ya no es solo un arte que todos disfrutamos de la misma manera, sino que se ha convertido en una experiencia altamente personal, grabada en nuestro código genético, que varía de una persona a otra según una combinación única de factores genéticos.