Pekín y Moscú: "Una alianza de intereses" que no se ve afectada por las amenazas de Washington

Las características del mundo geopolítico están cambiando en algunas de sus partes, y al mismo tiempo, las alineaciones dibujadas por la urgencia de los intereses permanecen igual, quizás más firmes que antes. China y Rusia han surgido como aliados en términos de seguridad y economía, a pesar de los cambios en el escenario mundial.
Washington se encuentra cerca de esta alianza y la observa con desconfianza, dada la influencia militar y económica de ambos países que no se puede subestimar.
Recientemente, Rusia está bajo una presión estadounidense antigua y nueva, resultado de su obstinación en el tema de Ucrania y su falta de disposición para aceptar los intentos de Trump de llegar a una calma que finalmente conduzca a un acuerdo de paz.
La presión estadounidense tiene características económicas y es una de las formas en que se puede torcer el brazo de Moscú, aunque sea de manera simbólica, pero los vientos chinos han soplado completamente en contra de lo que Trump deseaba.
Pekín rechazó su solicitud de detener la compra de petróleo ruso, en respuesta a su amenaza de imponer aranceles a las importaciones de países que importan petróleo y portadores de energía de Rusia.
El rechazo chino se expresa a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en el que enfatiza que "no tiene ninguna intención de reconsiderar su política en el ámbito energético debido a las presiones externas".
Pekín utilizó un tono de no estar dispuesto a cumplir con las imposiciones estadounidenses, diciendo: "No hay presión que pueda impedirnos satisfacer las necesidades energéticas de nuestro país".
Y señaló que China "siempre garantizará satisfacer sus necesidades energéticas basándose en sus intereses nacionales, y que la intimidación y las presiones no serán efectivas".