Informes de la ONU: Siria al borde de una crisis alimentaria sin precedentes debido a la peor sequía en 35 años

Advertidas por agencias de la ONU, incluidas la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), sobre las repercusiones de una severa sequía que azota Siria, calificándola como "la peor desde 1989", expresando su preocupación por el empeoramiento de la seguridad alimentaria en los próximos meses.
Los informes de la ONU confirman que la escasez de lluvias durante la temporada de invierno (2024-2025) ha provocado un fracaso casi total en la cosecha de trigo, anticipando un déficit cercano a 2.73 millones de toneladas métricas, cantidad suficiente para cubrir las necesidades de 16.25 millones de personas anualmente. Los datos muestran que 14.5 millones de sirios ya sufren de inseguridad alimentaria, mientras que otros 5.4 millones están al borde de la hambruna, especialmente en las zonas agrícolas más afectadas.
Las agencias advierten que el período entre octubre de 2025 y mediados de 2026 podría experimentar niveles récord de hambre si no se toman medidas rápidas. Solicitan la provisión de asistencia alimentaria de emergencia, la reparación de la infraestructura agrícola, la mejora del acceso de los agricultores al riego, la distribución de suministros agrícolas de alta calidad, además de apoyar la alimentación y la vacunación del ganado.
Destacan que el apoyo inmediato a los agricultores no solo es una solución a la crisis actual, sino una garantía para la recuperación del sector agrícola en la próxima temporada (2025-2026), instando a una acción coordinada entre la comunidad internacional, el gobierno sirio y las autoridades locales.
Siria es uno de los países más afectados por los cambios climáticos, con un aumento de 1.14 grados centígrados en las últimas tres décadas, lo que ha afectado los patrones de lluvia y ha disminuido la calidad del suelo. Estudios revelan que la frecuencia de las olas de sequía en Siria ha pasado de una vez cada 250 años a una vez cada diez años o menos, poniendo en peligro la estabilidad de la producción agrícola a largo plazo.
Con la disminución de los niveles de aguas subterráneas y el deterioro de las cuencas acuíferas, los expertos enfatizan la necesidad de adoptar estrategias sostenibles para la gestión de los recursos hídricos y agrícolas, evitando así desastres humanitarios más graves en el futuro.