Rusia apoya la reapertura del oleoducto entre Irak y Siria.

El sitio web estadounidense "Oil Price" reveló en un informe reciente que Rusia está brindando un claro apoyo a los esfuerzos iraquíes para reactivar el oleoducto que conecta Kirkuk en Irak con el puerto de Baniyas en Siria. Esto se enmarca en la estrategia más amplia de Moscú para fortalecer su influencia económica y militar en el Medio Oriente.
El informe señala que Siria es un elemento central en el "Creciente Chiíta" que conecta a Irán con Irak y Líbano, convirtiéndola en un punto de apoyo vital para Rusia en la exportación de petróleo y gas a los mercados de Europa y África.
La presencia militar rusa en Siria, a través de la base naval de Tartus y la base aérea de Hmeimim, junto con instalaciones de inteligencia cerca de Latakia, fortalece la capacidad de Moscú para proteger sus intereses regionales.
Se destaca que Siria posee grandes reservas de petróleo y gas, lo que brinda a Rusia la oportunidad de financiar su presencia militar allí. Antes de la guerra civil en 2011, Siria producía alrededor de 400,000 barriles de petróleo al día, con reservas confirmadas de hasta 2.5 mil millones de barriles. El sector del gas también mostró una notable actividad, con una producción anual de 316 mil millones de metros cúbicos en 2010, y reservas estimadas en 8.5 billones de metros cúbicos, según el informe.
Para fortalecer su influencia, Rusia ha firmado varios acuerdos con Damasco para explotar estos recursos, consolidando su posición como socio estratégico en la región.
Por otro lado, Irak es un elemento clave en la estrategia rusa, ya que tiene dos ventajas principales en comparación con Irán, según el informe: no está sujeto a sanciones estadounidenses a largo plazo, lo que facilita la exportación de petróleo, además de la dificultad para distinguir la fuente del petróleo extraído de los campos compartidos con Irán, lo que ayuda a Teherán a evadir las sanciones impuestas sobre ella.
Actualmente, Rusia está trabajando con Irak e Irán en la creación de un "corredor terrestre de energía" que se extiende desde Irán a través de Irak hasta la costa siria, donde la reactivación del oleoducto Kirkuk-Baniyas, cerrado después de la invasión estadounidense de Irak en 2003, es uno de los pilares fundamentales de este proyecto.