La tasa de inflación anual en el Reino Unido registró un salto inesperado en el mes de abril, alcanzando el 3.5%, el nivel más alto desde enero de 2024, superando las expectativas de los analistas que apuntaban a un 3.3%.
Este aumento se produjo después de meses de desaceleración gradual en las tasas de inflación, que alcanzaron el 2.8% en febrero y el 2.6% en marzo, generando optimismo sobre el comienzo de la disminución de las presiones inflacionarias.
Los datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido revelaron un aumento en la tasa de inflación subyacente, que excluye los precios de la energía, alimentos, bebidas alcohólicas y tabaco, llegando al 3.8% en comparación con el 3.4% del mes anterior.
Varios sectores contribuyeron al aumento de la inflación, destacando la vivienda, los servicios domésticos, el transporte, el entretenimiento y la cultura, mientras que la disminución de los precios de la ropa y el calzado ayudó a frenar el ritmo de crecimiento.
Los analistas atribuyeron este aumento repentino a una serie de factores temporales, como el aumento del techo de los precios de la energía y el aumento de impuestos a empresas locales, además del impacto de las vacaciones de Semana Santa y las mejores condiciones climáticas que estimularon la actividad económica.
Tras el anuncio de los datos, la libra esterlina subió un 0.4% frente al dólar estadounidense, en una rápida reacción de los mercados a las señales inflacionarias.
Por su parte, la ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, expresó su "decepción" por las nuevas cifras, confirmando la continua lucha de los ciudadanos contra las altas presiones de los costos de vida.
El Banco de Inglaterra había pronosticado anteriormente que la inflación alcanzaría el 3.7% en el tercer trimestre del año, impulsada por el aumento de los precios de la energía y de algunas tarifas reguladas como las facturas de agua, según informes del Comité de Política Monetaria del banco.
Sin embargo, el banco mantuvo su política de flexibilización al reducir la tasa de interés principal al 4.25% en su última reunión a principios de mayo, reafirmando que cualquier reducción futura se realizará de manera "gradual y cautelosa" en línea con el objetivo de estabilidad de la inflación en el 2%.
El banco también advirtió sobre las posibles repercusiones de los aranceles estadounidenses en la economía mundial, que podrían afectar negativamente la reducción de tasas de interés o obstaculizar el crecimiento británico más de lo esperado.
Por otro lado, las estimaciones iniciales mostraron una notable mejora del 0.7% en el Producto Interno Bruto durante el primer trimestre del año, superando la mayoría de las expectativas.
Sin embargo, los expertos económicos expresaron su escepticismo sobre la continuación de este sólido desempeño en el segundo trimestre, señal